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sábado, 26 de noviembre de 2011

Nappeun Namja Capítulo 06


Título: Nappeun Namja
Autora: Jeannelok
Grupo: Mblaq
Género: ¿Thriller? XD
Rating: +16 (por si acaso se me va la pinza)
Comentarios: En este fic Mblaq no es un grupo famoso. Es una banda que toca en locales y tal, así que obviamente los chicos NO son ídolos.

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Por la mañana temprano Joon llamó al trabajo alegando que no se encontraba bien y consiguiendo así una mañana de fiesta. Por la noche no tenían ninguna actuación, por lo tanto la suerte corría de su lado y tenía un día para él solo.
Había tomado la decisión de fuera como fuese, descubrir quién estaba haciendo todo aquello antes de que alguien más… saliera malparado.
Obviamente no podía acudir a la policía porque no tenía pruebas de que alguien estaba tramando todo aquello. Así que debí valerse por sí mismo.
Salió de casa más pronto que normalmente, después de haber dormido entre pesadillas protagonizada por pistolas y Soo Ra. Solo cuando había estado entre los brazos de Min Young había descansado, despertándose sobre las tres cuando Thunder regresó después de un par de horas de celebración, haciendo más ruido del necesario. 
Joon se percató de que después de quedarse dormido entre lágrimas sobre ella, la muchacha le había tapado, curándole la mano y recogiendo el piso.
Debía agradecérselo. Debía hacerlo.
Mientras caminaba en dirección a la única tienda de disfraces que conocía, llamó por teléfono a un viejo amigo. La voz que le respondió al otro lado estaba ronca por el sueño.


-Hyung, necesito que me hagas un favor.


-Oh, Joon. Sí, yo también me alegro de hablar contigo.


-Hyung, si te pido este favor es porque de verdad lo necesito, y lo sabes.


-Vale, vale, lo siento, dime…


-Necesito una lista de todas las tiendas de venta o alquiler de disfraces, a empresa o particulares, lo que sea.-dijo las zonas donde veía más viable que pudiera estar la tienda que buscaba (apostando consigo mismo que no hubiera comprado el disfraz por Internet o algo semejante).


-No va a ser fácil, ¿para cuándo lo necesitas?


-Para hace unos días.-musitó, agrio.


En la tienda, tal y como se esperaba pues hubiera sido demasiado fácil, le dijeron que nadie había comprado ni alquilado ningún disfraz de oso con un lazo.
Se sintió tentado de llamar a Seungho para pedirle más detalles, sin embargo dudaba que su amigo pudiera darle más información sobre lo ocurrido.
Mientras esperaba la información que había pedido, el siguiente paso era dirigirse a centros desde los cuales pudieran haber enviado los paquetes.
Una parte de él le decía que aquello también iba a ser infructuoso, seguramente la persona había usado otros medios para ello, ¿qué hacía si no la carta pegada a su puerta?
Pero al menos así no se estaba quieto. La otra opción era quedarse eternamente en casa esperando que la persona le trajera otro paquete, pero aquello era imposible.
Tampoco podía instalar cámaras de seguridad, eran demasiado caras.


¿Le pedía el favor a Thunder, cuyo padre tenía más dinero del que podía gastarse?
No, lo único que le quedaba era moverse, buscar por sí mismo teniendo la esperanza de lograr algo de aquella manera.
Llevaba alrededor de dos horas dando tumbos y en ningún lado parecían haber enviado un paquete a su lado. La sospecha de que el culpable lo hacía por sí mismo (o incluso de que le pedía a alguien que lo hiciera) se tornaba cada vez más pesada.
Decidió detenerse unos minutos a descansar y meditar. Aquella persona quería vengarse de él por lo sucedido tantos años atrás. De alguna manera incluso había conseguido aquel oso de peluche que solo podía tener una persona, pero…


-Ella no puede haber hecho todo esto.


No, Suk Eun era incapaz. No solo porque desde que la conoció de infante le había parecido la persona más tierna, dulce y buena del planeta. 
Era porque su mente ya no estaba igual, y posiblemente ella había sido la única que no tenía contacto con aquel peluche.
Aunque le pertenecía.
Aunque aquel muñeco y las palabras de amor guardadas en él era total y completamente para ella.
Quizá…quizá debería armarse de valor e ir a verla… ¿verdad?
Su teléfono comenzó a sonar, y por un momento se quedó paralizado.
Entonces recordó que él mismo había llamado a su amigo para pedirle un favor, y que posiblemente se trataba de él y no de una mala noticia.
Leyó el nombre.
También podía tratarse de algo mucho mejor.


-¿Min Young?


-Ho…hola, esto… ¿cómo estás? Cheondoong me ha dicho que cuando se ha despertado esta mañana hacía rato que te habías ido…


-¿Has ido a buscarme?


-Creí que no irías a trabajar.


-Y no he ido.


-Ah…


-Min Young, ¿comemos juntos?


-Esto… lo siento, es que yo… he quedado con mi hermana para comer.-por un instante, hubo un ligero cambio en el tono de su voz.
Solo con ello Joon supo que Min Young debía de quererla mucho.


-No te preocupes.


Cuando colgó el teléfono, solo tardó unos segundos en volver a sonar.
Era un número desconocido.


-¿Diga?


-Esto… ¿Joon?


-Sí, lo soy, ¿con quién estoy hablando?


-No sé si te acordarás de mí, hace muchos años que no hablamos. Soy el padre de Soo Ra. He pensado que quizá querías saber cuándo y dónde haremos el velatorio…


Joon ni se había planteado el ir. En realidad sí, pero… tenía tanto miedo. No se veía capaz, no tenía la fuerza para plantarse ante una fotografía de Soo Ra para llorarle de rodillas, recordando toda su amistad desde que era unos niños pequeños. Dentro de sí había encerrado a un muchacho gritando de dolor para poder centrarse en la búsqueda, pero el padre de su noona había llamado y él no pudo negarse. Por eso se enfundó el único traje que tenía y se marchó hasta el lugar.
El ambiente era algo que su mente borraría en cuanto tuviera oportunidad. Familiares sollozando en el suelo, los padres manteniendo la compostura para saludar a la gente que llegaba, seguramente la mayoría simplemente acercándose al velatorio como formalidad.
Habían decidido prepararlo cuando antes, para terminar en cierto modo con todo cuando antes, mejor.
Joon saludó a los padres, el hombre le abrazó con fuerza, agradeciéndole todo lo que había hecho siempre por su hija, disculpándose, agradeciendo… Él simplemente le estrechó la mano con fuerza y escuchó sus palabras, conmocionado y sin saber cómo reaccionar.
Cuando finalmente se vio liberado del padre, la madre simplemente le observó arrodillada en el suelo e intercambiaron un movimiento suave de cabeza. La mujer mantenía el cuello estirado e intentaba demostrar que estaba llevando todo aquello como una mujer debía hacer. En sus ojos el chico pudo leer el dolor, la pena, la rabia… ¿por qué había hecho aquello? Ahora que la vida le sonreía, ¿por qué arrebatársela? Sabía que aquellos eran los pensamientos de la mujer.
Se plantó finalmente frente a la fotografía de Soo Ra. Una imagen bastante antigua, de cuando sus mejillas estaban rellenas y sus ojos brillaban de verdad. Sintió un bicho escalando por su estómago e instalándose en su garganta mientras se inclinaba. Las rodillas cayeron pesadas sobre el suelo.
Jamás imaginó encontrarse en una situación así, ¿por qué Soo Ra noona? 
Ella, por su culpa… había muerto… aunque había algo que no dejaba de rondarle la mente… ¿cómo había sabido el culpable que ella estaría tan desesperada como para recurrir a algo así solo por tener el arma?


Había pasado un par de horas allí encerrado, apartado en un rincón con unas botellas de soju. La gente iba y venía, saludaba, daba el pésame, se sentaba, conversaba… Joon simplemente se mantuvo todo el rato en un rincón, bebiendo y observando el tiempo correr.
Ahora volvía a su casa prácticamente dando traspiés. En tan poco tiempo, ya se había emborrachado dos veces, ¿qué le estaba sucediendo? Él no era así…
-Te haces mayor…-bromeó consigo mismo. Cuando finalmente pudo llegar hasta su casa, se quedó de pie ante la puerta de Min Young, sorprendido porque las luces estaban encendidas. Al parecer ella gustaba también de irse a dormir tarde, y justo mientras se encontraba perdido en sus pensamientos la muchacha abrió la puerta y se encontraron de frente.


-Sabía que serías tú. Te he escuchado.-Joon no había hablado, ¿verdad? ¿Tanto ruido hacía caminando cuando iba un poco bebido?


-Min Young…-cuando quiso darse cuenta, tenía a la muchacha a su lado agarrándolo dulcemente por un brazo para ayudarle a sentarse en un escalón. El muchacho se dejó hacer, guiado por las amables manos de la chica. De repente ella se metió de nuevo en su piso y reapareció con una botella de agua, ofreciéndosela. Joon comenzó a bebérsela, pero sorprendiéndola se la echó toda por encima y sacudió la cabeza como un perro- Min Young…-volvió a susurrar su nombre-, ¿te importa que me apoye en tu hombro un momento?


-Claro que no…-despacio colocó la cabeza sobre ella y cerró los ojos. Sintió el cuerpo cada vez más pesado, no obstante su mente estaba bien despierta, repasando todo el dolor que sentía en su interior, martirizándolo.


-Yo… soy realmente horrible, el peor ser del planeta…-Min Young no le interrumpió, simplemente buscó la mano de Joon y entrelazó los dedos con los de él- Su padre… su padre me ha dado las gracias, pero en realidad es todo mi culpa…-musitó, abriendo los ojos y fijándolos en el oscuro firmamento- Min Young, cuando era niño yo… cuando tenía trece años, tenía dos noonas y un hyung a quienes quería mucho, ¿sabes? Pero yo lo maté…-se separó de ella, soltándose y observándose la palma de las manos como si fuera la primera vez que las veía- Por mi culpa él ya no está más en este mundo. Maté a mi hyung con una pistola…y el pasado ha regresado para vengarse.-posiblemente porque no entendía nada o por la sorpresa, la chica seguía sin decir nada. Joon se volvió a mirarla, y cuando sus ojos se encontraron vio las lágrimas brillar en los ojos de Min Young- Te he asustado, ¿verdad?-esperaba verla apartarse de él, levantarse y huir despavorida, pero lo que hizo en vez de eso fue quedarse a su lado, sin apartar la mirada.


-Min Young… gracias…-le dijo antes de morderse los labios y besarla dulcemente.
Tenerla a ella desde luego le hacía el dolor más soportable, sobre todo porque era capaz justamente de hacer aquello, quedarse a su lado, apoyarle, sin saber nada e incluso sabiéndolo, sin juzgarle- Vámonos… este fin de semana, ¿por qué no nos vamos a la playa?


La semana pasó realmente lenta. Su amigo le dio varias direcciones de tiendas de venta y alquiler de disfraces pero no encontró nada interesante en ninguna de ellas, por lo cual comenzaba a desesperarse. Ansioso, escuchaba la grabación del muñeco prácticamente cada noche, esperando descubrir algo de esa manera, aunque sabía que era totalmente imposible.
Al menos tenía la confianza de que al final de aquella montaña le esperaba un fin de semana de paseo por la playa junto a la chica de la cual se había enamorado. Porque no podía ser otra cosa, le quería, cada vez se le hacía más difícil estar lejos de ella, necesitaba escuchar su voz… y sobre todo, saber que estaba a salvo. Porque la chica había recibido aquel paquete, que solo podía significar una cosa: le vigilaban completamente. Lo más sensato hubiera sido alejarse de ella, pero sabía, o al menos deseaba que fuera así, que aquello lo único que haría sería tornarlo todo más complicado. Porque sin ella, ya no sería capaz de dar ningún paso certero, ¿a qué se aferraría entonces? Además, teniéndola cerca al menos podía intentar protegerla… ¿no?
Le llegó un mensaje al teléfono. Era su amigo, con nuevas direcciones. Se encaminó hacia la primera que le indicaba, pues ya había terminado su turno de trabajo. 
El local estaba bastante lejos, y era muy pequeño. Seguramente no tendría muchos clientes porque el cartel parecía estar estropeado desde hacía mucho tiempo y el color de las paredes era totalmente irregular. Entró, acompañado por el tintineo colocado en la parte superior de la puerta.
Enseguida le atendió un hombre de unos cuarenta años, con barba incipiente, gafas redondas y oscuras y pinta de no haberse bañado en unos días.


-Buenos días, disculpe…-comentó nada más verle, sin querer perder tiempo porque si ese no era el lugar que buscaba, todavía tenía una larga lista- Me gustaría preguntarle si últimamente alguien le ha comprado o alquilado algún traje en forma de oso de peluche con un lazo…


-Sí-el rostro del hombre se ensombreció-. Me lo quiso devolver todo sucio, pero le dije que no iba a aceptarlo con tantos imperfectos y al final me lo compró-parecía ser que el hombre no necesitaría que insistiera para hablarle de sus clientes, ¿dónde quedaba la confidencialidad? No obstante, para él mejor aquella pérdida de honradez-. Me quería tomar por tonto… ¿tú quieres hacer lo mismo?


-No, ¡claro que no! Solo quería saber… quién es esa persona. Tengo algo que posiblemente le pertenezca.-mintió.


-No sé su nombre.-gruñó el hombre.


-¿Pero podría describírmela, al menos?


-Se trataba de un chico… de tu edad, más o menos. Pero con el cabello oscuro. No le recuerdo muy bien.-obviamente, con aquellas gafas que seguramente hacía años que no se graduaba.


-¿Está seguro?


-¡Te he dicho que sí!-parecía cada vez más irritado con un no-posible cliente. 


Finalmente Joon se vio forzado a despedirse del hombre, subiéndose en su moto con los pensamientos todavía más desordenados cuando esperaba tener algo por seguro con aquel descubrimiento. 
Un chico… ¿qué chico, por qué, qué relación tenía con lo que sucedió en el pasado?


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1 comentario:

  1. ¿Será posible? ¿Es que pensáis dejarme siempre así, atacada de los nervios? Que sepáis que no es justo y que me lo hacéis pasar mal.
    Me diréis que soy cruel pero me alegro de la muerte de So Ra, porque sólo era un rémora para Joon, al que no dejaba vivir en paz, lo tenía siempre asfixiado.
    Ahora bien, esa otra noona, era la novia de su hyung y al parecer no quedó muy bien después de aquello, pero puede que ser, que ambos o uno de ellos, tenga dos hermanos, que sean el chico ese y Min Young y se hayan confabulado para vengarse y destruirlo a él y todos los suyos, pero claro, fue un accidente y la culpa la tuvo el hyung por ponerse a jugar con una pistola cargada.
    Dios, espero el siguiente con ganas para saber qué pasa.

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