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viernes, 18 de noviembre de 2011

Nappeum Namja Capítulo 5


Título: Nappeun Namja
Autora: Jeannelok
Grupo: Mblaq
Género: ¿Thriller? XD
Rating: +16 (por si acaso se me va la pinza)
Comentarios: En este fic Mblaq no es un grupo famoso. Es una banda que toca en locales y tal, así que obviamente los chicos NO son ídolos.


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Aunque Joon seguía marcando el número de Soo Ra, su amiga parecía dispuesta a no cogérselo. Se le hacía raro no escuchar su voz al menos una vez al día, como si le diera la sensación de que algo malo, muy malo, iba a suceder.
Min Young se desperezó a su lado, golpeándolo en la pierna al estirarse y despertándose del todo ante el susto del contacto. Al abrir los ojos y encontrarse con él le sonrió tiernamente.

-Buenos días.-se dijeron mutuamente. Un nuevo lazo había nacido entre ellos, y Joon quería aferrarse a él, pues era lo único realmente agradable de aquellos días.
Al despertarse aquella mañana y verla acurrucada contra su pecho, un sentimiento que nunca antes había existido dentro de él le había calentado la sangre. Era algo agradable, un cosquilleo que iba desde la punta de los dedos de los pies hasta la de los pelos. Se había quedado unos cuantos minutos mirándola, sonriendo dulcemente cuando ella parecía estar soñando algo desagradable que por un instante le hizo fruncir el ceño, para después dejar escapar ese enfado y resoplar. Mientras la observaba también tocó la piel de su rostro, sus mofletes, el cabello…Cuando la vio por primera vez, nunca se imaginó que despertaría en él aquel tipo de sentimiento.
No tenía nada de excepcional, y sin embargo ahí estaba, en el momento preciso, haciéndole compañía sin pedir nada a cambio.

-¿No debería marcharme?-preguntó repentinamente ella, y Joon sintió el irrefrenable deseo de pedirle que se quedara a su lado, no obstante sabía que Thunder no tardaría en llegar del hospital, y que además en un par de horas debía marcharse a trabajar.
Se levantó y le tendió la mano para que ella hiciera lo propio. Juguetón y sin soltarla, la aproximó hacia sí obligándola a mantenerse de puntillas y la besó suave y dulcemente en los labios.

-Sería agradable poder despertarme así cada mañana.-comentó ella en un susurro, luciendo una de las sonrisas más hermosas que Joon había visto en su vida.

Mientras tomaba un descanso a media mañana después del quinto reparto del día, y apestando a la comida del local que le tocaba repartir, se sentó en un rincón junto a su moto y se puso a beber una cerveza. Generalmente no bebía alcohol hasta que llegaba la noche, sin embargo tenía demasiada ansia en el cuerpo. Había vuelto a llamar a Soo Ra un par de veces y ya estaba hasta las narices de que la chica evitase sus llamadas.
No podía hacerle eso, no cuando él siempre había estado allí para ayudarla. No en el momento de su vida que más la necesitaba, para que al menos no tuviera que preocuparse porque ella fuera la próxima víctima.
La fotografía, esa frase…todo apuntaba a que algo iba a sucederle a la muchacha. Había sido un tonto confiándose de que todo iba bien por un simple mensaje de móvil.
Se terminó el último trago de la bebida y estrujó con fuerza la lata, lanzándola contra la pared con furia. Últimamente sus emociones iban como una montaña rusa, hacia arriba y después hacia abajo, abajo, abajo…
Acarició el teléfono móvil y buscó el número de Min Young. Su dedo vagó sobre la tecla de llamada. Cerró el aparato y se puso en pie, dispuesto a dirigirse a su próxima entrega sin más dilación.

El edificio no era demasiado nuevo, todo lo contrario. Tampoco tenía demasiados pisos y las casas no eran extra grandes, pero se hacía bastante confortable y era económico. Unas escaleras de madera vieja llevaban hasta el piso que quería alcanzar, así que comenzó a subirlas casi sin mirar dónde ponía el pie: no era la primera vez que iba por aquel camino.
Vio a unas personas ir a bajar por aquel mismo sitio y saludó educadamente con una amigable sonrisa y una ligera inclinación de cabeza. El paquete entre sus manos resonaba con el balanceo de sus pasos, haciendo que su interior resbalase de un lado hacia el otro.
Llegó al lugar. Debía darse prisa, antes de que él llegara. No faltaba demasiado.
Lo dejó delante de la puerta y se apoyó en la barandilla, escuchando a lo lejos el sonido de una moto acercándose. La sonrisa que había mostrado a aquellos desconocidos se torció, convirtiéndose en una mueca.
Una mueca que provocaría pavor a quien la viera. No porque afeara su rostro demasiado, era más bien por todo lo que podía descubrirse con aquel simple gesto.
El dolor, el sufrimiento, el odio…era una sonrisa pintada desde el Infierno.
Como usando un truco de magia, desapareció de la escena antes de que él llegara.

Joon aparcó el vehículo donde siempre y subió las escaleras que le llevarían a casa de dos en dos. Nada más llegar arriba se dirigió a la puerta de casa, volteando ligeramente la cabeza para observar con disimulo si había alguien en casa de Min Young.
Sus ojos se detuvieron en un punto del suelo. No podía ser.
No. No tendría nada que ver, ¿verdad? No podía ser que…
Se acercó despacio hasta el paquete que había delante de la casa de la chica, y vio claramente el nombre de ella escrito. Ningún remitente.
Un paquete sencillo, sin florituras. Lo agarró agachándose despacio, sintiendo los golpes del corazón en el oído. Alargó el brazo y lo atrapó entre sus manos.
Los pájaros dejaron de cantar, los árboles de moverse. No existía nada más que aquel paquete, en cuyo interior parecía haber un único objeto por el sonido del movimiento que hacía con un simple balanceo.
Miró hacia los lados, asegurándose de que nadie le veía, y se metió corriendo en su casa, sintiendo que el alma se le escapaba por la boca y el aire huía por agujeros en sus pulmones.
Abrió el paquete, encontrándose una pistola de agua en él. Era de colores, no tenía nada fuera de lo normal, un simple juguete. Pero estaba claro que estaba relacionado con él, lo que no entendía era por qué se lo habían enviado a Min Young.
Se apoyó en la pared más cercana y se dejó resbalar por ella, escondiendo el rostro entre las manos sin soltar la pistola. Al abrir ligeramente los ojos, se percató de que había algo enganchado en el juguete.
Eran pegatinas de estrellas de colores, pero… ¿qué demonios podían significar?

Había llamado a Seungho para preguntarle si quería que fuera a verle cuando le dieran el alta, no obstante su amigo le comentó que ya había hablado con sus padres y decidido que pasaría algunos días en su casa, así que le irían a buscar ellos, y que también le llevarían por la noche a los ensayos.
Se quedó más tranquilo. Seguramente los padres de Seungho serían capaces de cuidarle mucho más de lo que él podría vigilarle en aquel piso.
Mientras meditaba sobre ello, el aparato sonó todavía en su mano. Respondió ansioso: era Soo Ra.

-Joon...mi pequeño Joon…

-¿Noona? ¿¿Soo Ra??

-Joon… ¿quieres que nos veamos mañana?

-Dime dónde y…

-Veámonos en el Infierno…-la escuchó sollozar al otro lado, y la llamó a gritos- Joon, él me ha dejado, dice que ya no me quiere, ¿qué hago…? ¿Qué soy yo sin él?

-¿Dónde estás, noona?

-En casa, ¿dónde voy a estar? En esta casa vacía, sin nadie. Solo yo, yo y mis excrementos, porque eso es lo que es mi vida. Un cúmulo de excrementos. Joon, te quiero mucho.

-Soo Ra, voy a buscarte, no te muevas, voy a…

-Lo siento tanto, Joon. Has tenido que sufrir tanto por mi culpa. Pero ya no tendrá que hacerlo más. Si desaparezco, ya no tendrás que sufrir más. Solo recuerda mis palabras Joonie, mi pequeño donsaeng…no confíes en nadie. Porque si lo haces, acabarás como yo. Joon…a veces lo muerto parece que regresen a la vida.

-Noona, qué…

-Pero te aseguro que yo no deseo hacerlo.

El ruido que escuchó a continuación dejó su mente en blanco.
Lo había reconocido a la perfección, ¿cómo no iba a hacerlo, si él…si a Young Seung en el pasado, él…?

-Noona, Soo Ra, ¿¿Noona?? ¡Noona, responde! ¡Por favor, no, noona! Dime, ¡dime que sigues ahí conmigo! Venga, te dejaré que se lo cuentes a todos, no me importa, si solo tú estás a mi lado, noona, ¡noona, noona!-solo el silencio le respondía al otro lado del aparato.
Sabía que Soo Ra ya nunca le respondería de nuevo. Una voz lejana se lo estaba diciendo, sin embargo no quería creerla.

-Noona…noona…-susurró a la nada.

La policía le dijo que podía retirarse. Era ya media noche, había identificado a Soo Ra como su amiga junto a los familiares que ahora lloraban su pérdida. Joon no había derramado ni una sola lágrima. No se sentía capaz.
Se odiaba. Era su culpa. Él lo había sabido, que ella era posiblemente la siguiente víctima. Un suicidio, sí. Había sido un suicidio.
Cuando llegó a los apartamentos, con la policía ya en el lugar pues algún vecino los había llamado después de escuchar el disparo, luchó por entrar en el apartamento. Intentaron detenerle, pero antes de hacerlo lo vio. Un paquete, como el que contenía el peluche y la pistola de agua.
Una pistola al lado de la sangre.
Los pies perdieron la fuerza. Recordaba haber gritado con todas sus fuerzas mientras la policía se lo llevaba de allí. Y de alguna manera había terminado allí, esperando que le dejasen pasar para ver el cadáver.
Tenía que ir a la actuación de aquella noche. Fue perfecta, sin problemas, las fans dándole apoyo al malherido Seungho, y Joon actuando, actuando como siempre. No sucedía nada, todo iba perfecto, ¿quién podría sospechar que alguien con una sonrisa tan contagiosa estuviera muriéndose lentamente por dentro?
Los chicos le dijeron de ir a tomar algo para celebrar que el líder había salido del hospital, sin embargo él como siempre había quedado con Soo Ra.
Con Soo Ra…
Llegó a casa, tropezándose con todo lo que encontró a su paso y comenzando a dar patadas a los zapatos ordenados en la entrada, tirando las cosas de las estanterías. Rompió un vaso al hacerlo y se cortó con él, no obstante no pudo notarlo. Cuando terminó de destrozarlo todo a su paso se dejó caer al suelo.
Miró alrededor, dándose cuenta de repente de lo pequeño que era aquel piso. Asfixiante, le asfixiaba…
Se llevó la mano al pecho, notando el movimiento de su corazón a través de la piel.
Intentó relajarse. Era imposible, sus ojos solo veían una pistola, la sangre…los árboles desnudos meciéndose…

-¡Venga, aprieta, tú puedes!

 Él había matado a Soo Ra…él…él había creado un fantasma capaz de matarla… ¿cómo sabía esa persona que ella se mataría, de no tratarse de un fantasma buscando venganza?
La habitación de colores, se vio teñida de rojo y a continuación solo podía ver una película en blando y negro.
¿Por qué se estaba esforzando tanto en volver a aprender a respirar? No se lo merecía, si él moría ya nadie más a su alrededor tendría que sufrir, ¿verdad? Además, nadie contaba con él ya…estaba solo.
 Necesitaba a alguien, pero estaba solo.
¿Por qué nadie estaba allí para ayudarle? Porque le odiaban. Porque desde que apretó aquel gatillo, todo el mundo comenzó a temerle y odiarle. Repudiado. Si se acercaban a él, era por puro interés, porque entonces estarían allí para consolarse y reconfortarle cuando estaba mal, ¿no?
Solo…estaba completamente solo…
Llamaron al timbre, distrayéndolo de sus pensamientos pero sin deshacer el nudo que se había anudado fuertemente en su garganta. Quiso preguntar quién era, pero la voz no le salió. Por un lado sentía agradecimiento a aquella persona que había tocado el timbre haciéndole sentir poco a poco la realidad bajo sus pies, por otro odiaba a quien fuera que le distraía de su propia muerte interior.

-¿Joon?- Min Young, era Min Young.
¿Había escuchado Min Young su grito interior? Intentó ponerse en pie, pero no acertaba a hacerlo. Los movimientos de sus piernas se enredaban y se interponían el uno al otro.
No te vayas, no te vayas, no te vayas…
Su triste súplica no se escuchaba. Era la voz de su mente, pero…ella lo había hecho. Había vuelto a escuchar su grito interior, y abría despacio la puerta.

-Está abierto…-la escuchó susurrar- ¿Joon? Oh Dios mío, ¿qué ha sucedido?
Encendió las luces mientras entraba y finalmente la vio aparecer. Un ángel en el infierno, el agua del desierto en forma de mujer. Allí estaba ella, su salvación.
Al verle allí tirado, con el rostro desencajado y manchado de sangre se precipitó con un grito sobre él. Intentó detener la hemorragia de su mano, no obstante lo único que necesitaba Joon era, nuevamente, sentirla.
La agarró por la nuca con la mano limpia y la atrajo hasta él, atrapándola entre sus piernas. Obligó a Min Young a apoyar la frente en el hueco de su cuello, y ella simplemente le dejó manejarla. Le comprendía, sabía que simplemente necesitaba que ella le dejase hacer.
Cuando la tuvo lo suficientemente sujeta, soltó su cuello y la rodeó con ambos brazos, fuertemente, lamentándose por ensuciar su ropa y la bella y ansiada piel.
Se quedaron allí, abrazados. Joon intentó curar la herida de su corazón, alejar la soledad…
Tenía a Min Young…no podía sustituir a Soo Ra, su noona de toda la vida, su amiga, su hermana…sin embargo…tenía a la dulce y simpática Min Young, enfermera de su corazón. La persona capaz de deshacerse de aquella ansiedad y la perforante soledad.
Comenzó a llorar. A llorar como nunca antes lo había hecho.

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3 comentarios:

  1. Dios, maknae, que sepas que me estás volviendo completamente loca con este fic y encima me dejas siempre en lo mejor. No tienes piedad de tu unnie.

    Vale, la historia está tomando un cariz cada vez más peligroso y creo que todo es culpa de So Ra y Min Young. La primera es que es una maldita harpía y chantajista emocional, si por mí fuera, la hacía pasar por la quilla, le arreaba con el gato de siete colas y la colgaba del palo de mesana.
    Lo de Min Young, pues creo que es demasiada casualidad y estas no existen.
    Espero que él se atreva a decírselo a los demás y que no la acabe palmando por culpa de esas dos que de verdad, me sacan de mis casillas.

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  2. Vale, leído de nuevo debido al error. Maknae, me vuelvo a reafirmar en algo, y es que me pones del corazón, no tienes piedad de mi pobres nervios y siempre me dejas igual ¬¬

    El capítulo comienza de forma preciosa, me encanta esa parte y ójala tenga más despertares así, pero algo me hace sospechar que ella es la culpable de todo.
    Lo de So Ra, pues no tiene nombre, lo llama para que escuche como se suicida pero antes le suelta una andanada para que se sienta culpable. Esa tía era lo más malo que había, así que me alegro de que no esté por medio estropeándole la vida y el futuro a Joon.
    La desesperación que él siente, pues me llegó hasta a mí, por no hablar de que cuando deja la comida, creo que es en su casa de donde huyó de un padre maltratador.
    Al final, que aparezca ella para consolarlo, es una escena bastante fuerte, porque conseguiste transmitir todas las emociones del momento. Así que a ver cómo acaba el tema, porque lo dicho, no me fío de ella y no sé por qué pero creo que tendremos un final triste.

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  3. Mmmmm... sigue sin gustarme Min Young, eh?

    Para mí que es la otra amiga...

    Hay que ser psicópata para hacer que un niño te dispare y luego perseguirlo porque lo hizo... no sé, ¿es posible que ese novio que tuviera Soo Ra, si es que lo tenía, era el chico al que dispararon?

    Me intriga saber dónde estuvo esos días antes de morir.

    Sigo!

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