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viernes, 2 de diciembre de 2011

Idiotas disfrazados / One Shot


Título: Idiotas disfrazados
Autora: Jeannelok
Grupo: Mblaq
Género: No sabría qué decir, la verdad...
Pareja: JoonXMir
Rating: Todos los públicos
Comentarios: Primero lo que ya sabéis. Si no te gusta el chico x chico NO LEAS. Segundo...que el fic no tiene mucho sentido, lo escribí un poco sobre la marcha y no sabía si publicarlo o no, pero como a Lau le gustó y me dio el visto bueno, así que eso me animó y bueno, aquí lo tenéis. Espero que lo disfrutéis ^^

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Luchar por ella no valía la pena. La muchacha se había interpuesto en sus vidas de repente, alterándolas y volviéndolos locos. Incluso estuvieron a punto de matarse en una pelea a puñetazo limpio, por suerte lograron separarlos. Además, estaba claro que el mayor iba a destrozar al más joven.
Por suerte, ambos decidieron terminar con aquel juego donde ambos salían perdiendo, por alguien que solo se amaba a sí mima. Aquella noche estaban sentados en el balcón mirando el cielo y compartiendo un frío helado donde ahogar sus penas.

-Me gustaba cuando me llamaba por mi nombre. Nada de oppa, ni Joon. ChangSeon, ¿sabes?-bromeó Joon.

-Hyung, ¿no íbamos a dejar de hablar de ella?-Mir acercó la cuchara al helado que sostenía su amigo y se lo llenó totalmente antes de llevárselo a la boca- Yo prefiero seguir suspirando por Nana…

-¿Aún no te das cuenta de que ella pasa de ti?

-¡Hyung!-gruñó- Deberías darme tu apoyo.

-No tengo por qué.-respondió divertido, sacándole la lengua. Al menos poco a poco podían ir recuperando su antigua relación, antes de conocer a esa chica. Nunca habían sido los mejores amigos e incluso al principio les costaba relacionarse, sin embargo con el tiempo se habían unido más y era algo que se había desgastado con ella. No tenía que volver a suceder. Hicieron un pacto sin palabras, que ambos sabían sin decirlo. Los dos perros que habían sufrido por el amor de la misma mujer se dijeron que no volvería a suceder, porque su amistad era mucho más importante.
O al menos, en eso confió uno de ellos.

El sol pegaba tan fuerte aquel día de agosto que era hasta doloroso, sobre todo si tenían en cuenta que debían actuar en un escenario al aire libre. Aunque no dijo nada a sus compañeros para no preocuparlos, la verdad es que se sentía algo mareado desde que se había levantado. Prefirió quedarse en sentado a parte mientras ellos iban a charlar con otros amigos, tomando algo fresco. La verdad era que le dolía que no se hubieran percatado de que no se sentía del todo bien, teniendo en cuenta que siempre solía ser el más activo, moviéndose de un lado al otro. Pero estaba acostumbrado, al fin y al cabo, ¿quién se preocupaba por él?
Sorbió por la pajita, con la cabeza gacha. Cada vez se encontraba peor.
Cuando les llamaron para ensayar, todavía le costó unos segundos reaccionar y darse cuenta de que debía acercarse al escenario. Lo hizo prácticamente dejándose llevar por la voz que les pedían que fueran hasta allí.
¿Estaba poniendo un pie delante del otro correctamente?

-¡Venga Mir, date prisa!-G.O. le golpeó la espalda mientras le hablaba, quedándose unos instantes quieto mirándolo- Estás muy pálido... ¿te encuentras bien?

-Sí, perfectamente.-mintió, sintiéndose estúpido porque realmente no tenía por qué hacerlo. El otro chico intentó no pedir más explicaciones, aunque se dio cuenta de que de vez en cuando le dirigía miradas y algo le decía al líder del grupo.
Haciendo caso omiso, se puso en su puesto, con el sol cegándolo y los oídos pitando con fuerza.
¿Qué canción tenían que cantar? ¿Qué pasos debía dar, qué… por qué estaba todo tan oscuro?

Joon le dijo a los demás que algo raro le pasaba a Mir y estuvieron de acuerdo, pero como el chico parecía cómodo en un rincón bebiendo pensaron que quizá simplemente estaba cansado porque había sido una semana dura. A pesar de todo, habían decidido mantener un ojo en él y se sintieron fatal cuando el chico se desmayó ante sus narices sin que ellos pudieran evitar el golpe que se dio con el suelo al hacerlo. Había sido Joon el primero en reaccionar, cogiéndolo en brazos y llevándolo corriendo a un lugar más fresco para intentar reanimarlo.
Pasaron unos minutos eternos, con el chico tumbado en el suelo y las piernas en alto, hasta que entreabrió los ojos.

-¿Mir?-preguntó Seungho, que era el que se encontraba más cerca de él- Estás ardiendo…-musitó, retirando la mano de su frente y se volvió al manager- Deberías llevarlo a casa, hyung.

-¿Puedes levantarte?-Joon se acercó a él y le ofreció el brazo para apoyarse. Se sentía terriblemente mal al ver a Mir totalmente pálido, menos las mejillas. Su piel ardía cuando entró con la suya propia, incluso habiendo estado expuesto al sol ardiente poco antes. Se odió un poquito más a sí mismo.

Mir se despidió de sus compañeros, quienes iban a actuar sin él. Intentó negarse un par de veces, sin embargo no tenía fuerza ni para eso y se dejó llevar al apartamento. El manager llamó al doctor de la compañía para que fuera a atenderle allí y le mandó unas pastillas para bajar la fiebre y le ordenó descansar durante al menos un par de días.
Se sintió mal. Esos dos días en los que no iba a estar sus compañeros tendrían que hacer el trabajo por él y eso no le gustaba, para nada. 
Tumbado en la cama estuvo mirando un rato el techo, hasta que cayó profundamente dormido.
Algo comenzó a molestarle. Le acariciaba la mejilla y le hacía cosquillas en el cuello, instándolo a despertarse aunque él quería seguir navegando en el barco de los sueños.

-Tienes que tomarte la medicina…-le dijo con suavidad una voz. Quiso apartarla de su cabeza, sin embargo siguió acariciándole suavemente el rostro para despertarlo. Notó que le cambiaba el paño húmedo de la frente- También puedo llenarte la cama de hielo.-comentó burlescamente, logrando que medio abriese un ojo.

-Quiero dormir, hyung.

-Toma la medicina y te dejo en paz.-al fin lo identificó como Joon y suspiró profundamente. No le gustaba cuando se comportaba de manera sobre protectora a veces. No era su madre. Apartó suavemente el vaso de agua que le tendía con la mano y se medio enderezó.

-Puedo hacerlo yo solo…

-Lo sé.-se sintió terrible. Sabía que su manera de actuar había herido a Joon, pero más le dolía a él que sus amigos solo fueran capaces de ver que algo le sucedía cuando estaba tirado en el suelo.

Sobre todo Joon. Habían hecho un pacto de amistad, ¿cómo podía saber él que la amistad y preocupación que mostraba en aquellos momentos era cierta?
Chasqueó la lengua, o al menos lo intentó porque la tenía demasiado pastosa. En realidad sabía que Joon era incapaz de mentir, su rostro le delataba enseguida. Pero… le había dolido tanto… que le ignoraran de aquella manera.

-Mir…-su amigo intentó agarrarle la parte trasera del cuello para darle mayor comodidad al beber, pero volvió a alejarlo de sí.

-Puedo yo solo.-remarcó cada una de las tres palabras al hablar.
Mierda mierda mierda.

Sin decir nada más, Joon dejó la medicina sobre la mesita de noche y salió del cuarto. Ni siquiera había abierto la luz, se percató de repente el joven. Había intentado despertarle lo más suavemente posible.

-No tengo por qué sentirme mal. No tengo…por qué.

Mir se recuperó perfectamente, y en dos días de descanso pareció recuperar todas las fuerzas que había perdido. Era el de siempre, arrastrándose por el suelo como un perro, gritando en vez de hablando. Nadie diría que por dentro le corroía el resentimiento para con sus compañeros.
A veces se odiaba por ello. Otras, simplemente, no podía evitarlo.
Mientras meditaba esto por enésima vez cruzó por su punto de visión Joon y apartó la vista cuando sus miradas se encontraron. Sobre todo estaba enfadado con él, porque quiso confiar más que nunca después de unirse tras darse cuenta de que una chica había jugado con ambos.
Los dos habían sufrido por ella, los dos se habían odiado por ella, los dos habían mentido, llorado, reído por ella, y la habían besado y acariciado… creyó que aquello bastaría para conocerse perfectamente el uno al otro. A veces había funcionado… ¿por qué no siempre?

Joon notaba que Mir estaba enfadado con él, sin embargo no terminaba de entender por qué. Y aquello le volvía loco, ¿qué narices había hecho él para que su amigo le tuviera tanta tirria?
¿No habían hecho un pacto silencioso de amistad? ¿Si le sucedía algo, por qué no iba y se lo decía?
Llevaba una semana evitándolo, y ay comenzaba a odiar aquella situación. Por eso cuando llegaron por la noche al apartamento, mientras Seungho se duchaba, Thunder jugaba al ordenador y G.O. pedía la cena le arrastró sin hacer caso a las quejas hasta la habitación. Le obligó a entrar y cerró la puerta.

-¿Qué haces?

-No, ¿qué sucede contigo? ¿Qué narices te he hecho?- Mir apartó la mirada y se fue al armario de la ropa, comenzando a cambiarse.

-No entiendo a qué te refieres.

-Sí lo sabes. Desde el día que te desmayaste puedo notar que me atraviesas con la mirada. Al principio pensé que simplemente te encontrabas mal pero joder, llevas una semana. Ni con ella de por medio te habías mostrado tan…me habías odiado tanto.

-No te odio.-dijo al instante, con la fuerza suficiente para hacer que Joon arrugara la frente. La sinceridad le había golpeado y confundido al mismo tiempo.

-¿Entonces?-esta vez no respondió enseguida. Terminó de cambiarse, dándose cuenta de que simplemente lo había hecho por inercia porque todavía tenía que ducharse. Se sentía aprisionado y agobiado. No le gustaba.

-¿Entonces? Nada, que he pensado que quizá…no seamos tan cercanos como creía.

-Pero si dijimos…

-En mi vida he dicho muchas cosas y me han respondido otras. Las palabras muchas veces son mentiras.
Con eso logró dejar a Joon tan sorprendido, que no se interpuso cuando salió del cuarto. No iba a sentirse mal…no.

Por la noche, ya tumbado en la cama, su teléfono vibró. Quiso hacer caso omiso, ya prácticamente dormido, peo Thunder le gruñó que lo cogiera porque hacía ruido. Miró la pantalla y pegó tal salto que prácticamente se golpeó la cabeza con la cama de arriba. No podía ser, ¿qué iba a necesitar ella de él? La llamada cesó, pero al cabo de menos de medio minuto recibió un mensaje: “Me siento tan mal. Te necesito, ¿podemos vernos? Estaré en el bar de siempre.”
Quiso hacer caso omiso. No tenía por qué hacerle caso, ya se había acabado todo entre ellos. Quizá nunca hubo nada, porque aunque él se había enamorado ella simplemente había jugado con Joon y con él. Pero… ¿y si había sucedido algo? ¿Por qué se disculpaba ahora?
“Te necesito”
¿Había escuchado eso alguna vez de la boca de alguien?

El bar tenía una luz tenue que convertía al local en un lugar íntimo. No le hizo falta indagar mucho con la mirada para encontrársela al final de la barra, con una copa en la mano. La tira de su ajustado vestido resbalaba por su sensual hombro, y el cabello corto estaba ligeramente perlado por sudor en la frente. Se acercó a la mujer lentamente. Debía tener cuidado, o volvería a devorarlo. Desde lejos ya pudo notar cómo se activaba algo dentro de él.
Entonces, ella alzó sus ojos decorados con largas pestañas postizas y los clavó en él.
El recuerdo de por qué se acostó por primera vez con ella acudió a su memoria.

-No me lo puedo creer.-no, no podía creérselo. Después de todo, de descubrir que había jugado con ambos, Mir había caído de nuevo en su juego. O al menos, en una parte de él. Fue a buscarlo al bar donde al parecer se había quedado dormido, totalmente borracho. El camarero les conocía y por eso le había llamado a él. Al parecer la mujer había pagado y se había ido.
Le llevaron directamente hasta el dormido Mir, se disculpó y se lo cargó a la espalda como si fuera una chica, aunque algo más pesada y con la respiración más violenta.

-Apestas a alcohol, por favor…-cuando iba rumbo a casa, decidió cambiar su trayectoria. Iba a aprovechar para hablar con el chico borracho: quizá era más fácil entablar conversación con él así. Cuando llegaron delante del río, lo dejó sentado en la hierba y comenzó a llamarlo suavemente al principio, con un grito finalmente.

-¡Yo no he sido!-dijo con los ojos todavía medio cerrados, buscando alrededor para entender dónde se encontraba. Al fin vio el rostro de su amigo- ¡Hyung, hola! ¿Sabes qué? He ido a verla…-quizá no hacía falta preguntar nada y él mismo lo soltaba todo- Era la primera vez que contactaba conmigo…pero, ¿sabes qué? Me dijo que te había llamado antes…que le dijiste que no querías saber nada de ella. Que sentía haber jugado conmigo…que te quería. Me necesitaba, ¿sabes? Me necesitaba para ahogar sus penas…Hyung…cuando la vi algo se removió dentro de mí…yo…pensé que quería acostarme con ella…
Quizá no quería escuchar cómo continuaba todo aquel relato.

-Pero no, cuando la tuve lo suficientemente cerca…cuando me miró, me di cuenta de algo…algo que me sacudió tanto que yo creí que…

-Mir, quizá…-Joon le escuchaba atentamente, aunque el otro se dormía y despertaba a medida que iba hablando.

-¡Déjame acabar!-gruñó, con un ojo abierto y el otro cerrado, señalándole- Primero me pides que te cuente qué me pasa…y ahora no me dejas.

-Es que realmente, no quiero escuchar nada relacionado con ella.-le hizo saber, aunque en el estado en que se encontraba su amigo dudaba que pudiera ni entenderle.
Mir volvió la cabeza hacia él y se puso en pie, aunque medio encorvado. Apoyó las manos en los hombros de Joon, quien estaba sentado y le lanzó el aliento al rostro, revolviéndole el estómago.

-Lo importante no es ella. Joon Hyung… ¿sabes lo que más odié de todo aquello? No fue que…jugara conmigo…pero… ¿por qué tenías que estar tú en medio? Soy desconfiado, débil… Creí que a ella le importaba…ya que nadie se preocupa por mí, yo…yo…-de repente hizo un movimiento con la boca, y Joon fue lo suficientemente veloz como para apartarse de la trayectoria de su vómito y a ayudarle a echarlo todo fuera.
Volvió a caer dormido, y esta vez con la cabeza todavía más atorada que antes se lo cargó a la espalda y se dirigió hacia casa.

Los días pasaron y ninguno hizo comentario de lo sucedido. En realidad Joon ni siquiera estaba seguro de que su amigo lo recordara. Sin embargo, todavía no regresaban a la normalidad y Joon tenía la imperante necesidad de volver a hablar con él pues había cosas de su última conversación, mientras el joven estaba borracho, que le machacaban la cabeza.
¿Por qué sentía que nadie se preocupaba por él? ¿Cómo podía decir algo así? ¿Qué le hacía pensar ese tipo de cosas?
Pero no había tenido otra oportunidad para quedarse a hablar a solas con él. Fuera como fuese, el otro siempre conseguía esquivarle.
Seguía haciendo un calor de mil demonios, y mantenía un ojo en su amigo para vigilar de paso que no volviera a encontrarse mal. Fue en ese momento cuando le pilló conversando con G.O. y al instante acercarse los dos a él. Iban a subir al ascensor, justo cuando en el último momento el mayor se hizo atrás y les dijo que se había olvidado una cosa en el coche, que ya subiría con los otros dos miembros.
Una inesperada oportunidad.

-Pero qué…-comenzó a decir Mir. Antes de dejarle terminar, Joon apretó el botón para detener el ascensor. Tenían tiempo suficiente, pues al verlo detenido los otros se pensarían que estaba ocupado y sólo tenían que subir por las escaleras, y al ser la noche entrada seguramente ningún vecino iría a esperarlo dándose cuenta de que estaba detenido- ¿¡Qué haces!?-fue a pasar detrás de él para encenderlo de nuevo, sin embargo Joon le agarró de las muñecas y lo empotró contra la pared contraria.

-No.-sentenció.

-¿Qué cojones te pasa? ¿Estás loco?

-No lo sé, pero lo más seguro es que no tarde en estarlo por tu culpa.

-No sé a qué te refieres, ¡y suéltame!-haciendo caso omiso, el mayor apretó todavía las manos que envolvían sus muñecas, obligándole a mirarle de frente aunque fuera con odio- Suéltame.-repitió, más fríamente esta vez.

-No te entiendo, de verdad. Cuando creí que podíamos llevarnos bien, ¿qué te sucede? ¿Qué es eso que tanto te daba ella y tanto nos falta a nosotros? ¿Por qué dijiste que nadie se preocupa por ti a parte de ella?-Mir palideció al instante, y le preguntó cuándo había dicho algo así- La otra noche, después de… encontrarte con ella. Estabas borracho.

-Ah, ¿y aprovechaste la borrachera para sonsacarme cosas? Gracias, amigo-remarcó la última palabra con sorna. Joon apretó más hacia atrás, interponiendo su rodilla entre sus piernas para apoyarse en la pared y apretar más su cuerpo contra sí-. Te estás pasando.

-No quiero que intentes escapar.

-¡Sabes que no podría hacerlo ni queriendo! Eres mucho más fuerte que yo, ¡si nos separaban en las peleas para que no me dejaras hecho mierda!

-¡Jamás hubiera llegado a ese punto! Además, recuerda que las peleas siempre las comenzabas tú.-Mir dejó de sostenerle la mirada y viró el rostro hacia un lado, dejando su cuello como única visión para Joon. Se le revolvió el bajo del estómago al ver la tersa piel.

-¿No entendiste nunca por qué siempre me pelaba contigo?

-¡Por celos! La querías solo para ti.

-¡Ja! No, nunca entendiste nada. La quería solo para mí, para alejarla de ti. Porque algo sucedía desde mucho antes de conocerla a ella… y cuando me di cuenta… de cómo te miraba… de cómo te acariciaba el brazo, yo…

-¿Tú, qué?-lo impulsó ligeramente más hacia atrás, logrando que el chico le mirase de nuevo.

-Suéltame.-pronunció la orden por tercera vez.

-No.

-Tú te lo has buscado, hyung-los labios eran tan suaves como lo había parecido la piel de cuello. Suaves y tiernos labios que se apretujaron con fuerza con los suyos, consiguiendo que soltara a Mir. Las tornas se volvieron, fue él el apresado contra una de las paredes del ascensor. Antes de ir más allá, las bocas se separaron y el aire volvió a entrar a bocanadas por ellas-. Te lo dije.-estaba cerca, peligrosamente cerca, y al fin mirándolo a los ojos.
Se escucharon repentinamente unos golpes. Eran sus amigos llamándoles y preguntando si estaban allí dentro, sin embargo a Joon le sonaron como ecos demasiado lejanos.

-¿Por qué…?

-Admiración o atracción… no lo entiendo exactamente pero…-se separó de él y le dio la espalda. Temblaba- Sé que siempre he estado pendiente de ti, hyung… y sin embargo, ni tú ni el resto del grupo podía verme. Todos estáis muy unidos, pero yo… siempre me quedo al margen, ¡y eso podía soportarlo! Hasta que apareció ella y me di cuenta de que se acercaba demasiado, ¿por qué ella podía tocarte y besarte con tanta facilidad y yo no?

-Creo que…

-¿¡No lo entiendes!? ¿¡Eres idiota, hyung!? ¡Acabo de besarte, y no ha sido por accidente!

-Te gusto.-asumió finalmente el mayor, todavía contra la pared. Mir asintió con la cabeza, alargando el brazo y volviendo a acercar sus cuerpos, para apretar el botón que activaba el ascensor.
Cuando salieron sus amigos les rodearon aliviados y los cinco se dirigieron al apartamento. G.O. se volvió hacia Joon y le colocó una mano sobre el hombro.

-¿Y tú, lo tienes claro?-le observó sorprendido. Lo sabía, estaba seguro de que nadie le había tenido que dar más pistas que las evidentes a su amigo para adivinar lo que sucedía entre Mir y él.
¿La excusa que ambos buscaron en ella realmente no había servido para nada más que estropearlo todo todavía más?
Porque Joon la había encontrado en un bar una oscura noche, después de volver a autocontrolarse. Ella se había acercado con un movimiento sensual, rodeándole el cuello con un brazo. Él tenía la cabeza llena por otra persona.
Habían estado grabando el videoclip con Kan Mi Youn, ¿por qué tenía que acariciar el rostro de Mir, acercando tanto los cuerpos?
Quiso imitarla en el ascensor. Cogiéndolo de las muñecas, la rodilla prácticamente contra la entrepierna del otro… una estratagema para poder sentirlo, seguro de que le mandaría a la mierda.
¡Y él le había besado!
¿Era aquello verdad?
De repente se dio cuenta. Abrió mucho los ojos y adelantó a sus amigos, cogiendo a Mir de la mano nuevamente y llevándolo a la fuerza hasta la puerta de casa, abriéndola rápidamente y cerrándola de un golpe. Lanzó a Mir sobre los zapatos, mientras fuera escuchó las quejas de Seungho y Thunder hasta que G.O. los apaciguó y les ofreció ir a tomar algo, que él invitaba. También les aseguró que no, no volverían a pegarse.

-Me aferré a nuestra amistad-comenzó a decir el mayor, poniéndose de rodilla ante un sorprendido y asustado Mir-. Quise creer en ella, porque vi que usar a una mujer para distraerme lo único que consiguió era que me odiaras, ¡y al final resulta que somos tan estúpidos!-esta vez fue él quien se abalanzó sobre el otro chico, cayendo ambos de espaldas, contra suelo y zapatos. No era un aviso, esta vez el uno no ponía en sobre aviso al otro. Sus bocas se abrieron y sus lenguas de buscaron, primero ante la confusión y finalmente en el placer. Se separaron, se observaron.

-¿De verdad? ¿Al final… al final fuimos nosotros los cabrones, los que jugamos con ella?-hizo notar Mir, sorprendido. Joon rió ante su inocencia. Aunque en el ascensor había parecido él el adulto, la verdad es que solo era un niño.

-Los tres jugábamos a algo que se nos fue de las manos. Y Mir… hay algo de todo esto que en realidad, todavía me preocupa…-a pesar de sus palabras, seguía estando sobre él, en una posición de lo más comprometida- ¿Por qué crees que no nos preocupamos por ti? ¡Claro que lo hacemos! ¿Sabes lo mal que nos sentimos cuando te desmayaste? Aunque nos fijamos en que hacías mala cara, no le dimos la importancia que se merecía…

-Entonces… sí que lo notasteis…

-¡Obviamente! Tengo controlarme siempre para no agobiarte…alejarme de ti… ¿cómo querías que actuase?

-¡Joon hyung! Somos idiotas… ¡y parecemos un par de perros apaleados!

-Dos idiotas disfrazados.-dijo, volviendo a besarle. Apartó los zapatos del suelo para acomodarse ambos en el fresco suelo, que contrastaba con el ardor de sus cuerpos. Era increíble que hubieran pasado de pensar odiarse por una mujer a estar besándose con una lujuria que ella jamás recibiría. Allí en el suelo, mientras se ayudaban mutuamente a sacarse la camiseta. Joon tanteó los pantalones de Mir, deseoso de arrancárselos y poder disfrutar de toda la desnudez de su amigo, sin embargo el otro le detuvo de un manotazo.

-¿Te crees que quiero que esos lleguen y me pillen con el culo al aire?-le preguntó, medio mosqueado medio riendo. Joon sonrió también.

-Ahora al menos… nos buscaremos el uno al otro cuando la ocasión sea idónea, y no a una desconocida.

-Ya somos un poco más listos.

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