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jueves, 3 de mayo de 2012

ESTRENO - One better Day Capítulo 1


Título: One Better Day
Autora: Jeannelok
Grupo: Mblaq
Género: Romance
Personaje Principal: Mir
Rating: Todos los públicos
Comentarios: Pues... un fic... de nuestro adorable Miru... espero que os guste ^^


-CAPÍTULO 1-


Podía recordar aquellos días con claridad. Aunque habían pasado alrededor de cinco años, todavía residían en su memoria los recuerdos. Eran difíciles de olvidar, ya que se trataba de toda su vida hasta antes de marcharse a Seúl.
En los últimos días, sobre todo, estaba teniendo sueños respecto a ellos. El campo, el sol, el sudor… ¿por qué su mente sobre todo repasaba la llegada de aquella muchacha al pueblo? Lo tímida que era y sin embargo, lo bien que finalmente se acabó llevando con él.
¿Podía tener algún significado? Bueno, decían que las casualidad no existían, así que quizá estuviera soñando con ella porque iba a reencontrársela.
Estaría bien hacerlo. Realmente siempre tuvo algo que decirle pero no pudo hacerlo, y cuando regresó armado de valor…ella ya no estaba.
Se preguntó qué pasaría si se la encontraba, ¿sentiría algo por ella? Él mismo no lo sabía. Desde que se había metido de lleno en el mundo del entretenimiento, no había tenido tiempo de pensar en cosas como aquellas, incluso se le habían declarado algunas muchachas y él las había rechazado por estar demasiado centrado en el grupo.
Ella había sido la última chica que le había gustado…
¿Cómo serían las cosas si se reencontraban?

Se despertó el último, como siempre. Sus compañeros le riñeron, sobre todo Joon quien al parecer había estado hasta pegándole en el trasero para despertarle. A pesar del tiempo que pasaban juntos, todavía parecían no haberse acostumbrado a que le costaba una eternidad despertarse.
Mblaq era el grupo al cual pertenecía. Cada vez que abría los ojos un nuevo día y caía en la cuenta, le costaba creérselo. Haber llegado hasta donde lo habían hecho, los cinco juntos, dándolo todo… desde luego, no había sido para nada sencillo. Y todos sabían que todavía les quedaba mucho por recorrer.
Aquel día lo tenían totalmente cubierto en un par de sesiones fotográficas para el especial de una revista de moda. Iban a dedicarlo totalmente a ellos, lo cual era sin duda alguna buenísimo. Era la primera vez que se lanzaban a hacer algo de aquel calibre.
El inicio del 2012 estaba siendo totalmente magnífico, con las buenas ventas del nuevo CD y aquel tipo de promociones.
Desayunó mientras los demás se acicalaban, a ritmo rápido pero comiendo mucho más que los demás. Media hora más tarde estaban batallando por sentarse en la furgoneta que los llevaría hasta el lugar de trabajo.
Nada más bajar y saludar a todo el mundo, rápidamente los llevaron a prepararse. Le dieron ropa oscura y bastante apretada. Tiempo atrás nunca se habría planteado llevar algo así, entre otras cosas porque no le habría quedado bien, y sin embargo en aquel entonces se sentía totalmente cómodo.
No tenía un cuerpo escultural como el de Joon o G.O., no obstante estaba contento con su aspecto actual y se sentía orgulloso cuando las fans le decían que era guapo. Fuera verdad o mentira no le importaba: el hecho de que ellas pudieran verle así el hacía muy feliz.
Comenzaron a maquillarle mientras alguien se dedicaba a atarle adecuadamente las botas y otra persona estiraba su cabello. Lo había llevado durante un par de semanas rubio y negro, volviendo poco después a un caoba oscuro.
Al rato estuvo del todo listo, aunque algo cansado con tantas personas ocupándose de él a la vez. Solía sucederle, era algo que le agobiaba sin embargo debía soportarlo.
Fue hasta donde estaban los demás miembros esperando y cuando estuvieron todos, el fotógrafo les dio indicaciones de lo que debían hacer.
Las fotografías serían tomadas al aire libre, primero en grupo y después individuales.
Recordaba a su madre preocupada por si podría mostrarse como un chico seguro de sí mismo, elegante. Ella confiaba en su capacidad como rapero, pero realmente temía por el baile y su pose ante las cámaras… aun recordaba como, con orgullo, ella le había dicho que su pequeño siempre conseguía sorprenderla.
Alzó la cabeza, con las manos en los bolsillos. Fijó la vista en la cámara, después la dirigió a un punto no fijo tocándose la boca con dos dedos. Así siguieron todos juntos, obedeciendo en las posturas y los gestos, hasta que le dieron tiempo de descansar pues tenían que cambiarse y comenzar las fotografías individuales.
Abrió una botella de agua y comenzó a beber, mientras les mostraban las fotos hechas para que dieran el visto bueno y su opinión. A él le gustaban. Por lo general, nunca tenía problemas con las fotografías que les tomaban.
Todavía tardaron una hora en llamarlo para posar. Aquella vez le habían dado un traje totalmente opuesto, de color blanco nieve como si se tratase de un ángel. Tenía un poco de frío, con solo aquella camisa mal abrochada.
Debía abrazarse con una modelo que quedaba de espaldas a la cámara. Se puso tenso: ese tipo de contacto con las chicas le costaba.
El cámara hizo tomó un par de fotografías, sin embargo parecía haber algo que no le convencía del todo y les hizo cambiar mil veces de posición, pidiendo finalmente a la chica que le dejara tomar las imágenes con él a solas.
Mir posó entonces más relajado, dejándose de llevar cuando de repente una figura se interpuso en la grabación, tropezando delante de él.
Cuando quiso darse cuenta, la había agarrado por la cintura para evitar que se estampara contra el suelo y la estaba abrazando.
-¡Eso es!-exclamó de repente el fotógrafo- ¡Ese es el tipo de espalda que busco!-era cierto, aunque estaban en pleno Enero la chica que sujetaba llevaba los hombros al aire.
-¡Oh! ¿Estás bien?- se percató de repente, apartándola de sí mientras el fotógrafo se aproximaba. Ella mantenía el rostro bajo y el cabello se lo cubría totalmente. La soltó, con la sensación de que aquella cintura la había apretado en el pasado.
-Totalmente perfecta-seguía exclamando el fotógrafo, agarrándola de los hombros y obligándola a mirarle, sin lograrlo-. Nunca he quedado tan convencido de una espalda… ¡hasta ahora! La forma de los hombros redondeados y los brazos finos pero sin ser flacuchos, la forma de triángulo del tronco pero una cintura atractiva y curvada… Oye, ¿no te gustaría trabajar conmigo de modelo?
-Dis… ¿disculpe?- se atrevió finalmente a preguntar ella. Parecía nerviosa, y su voz se le antojó conocida.
-Verás…me gustaría que al menos participaras en esta sesión de fotos.
Ella alzó el rostro entonces, con los ojos lacrimógenos. Los labios le temblaron ligeramente.
Justo cuando la reconoció, Ha Eun cayó desmayada.

Por suerte había conseguido atraparla a tiempo, lanzándose al suelo y sentándose de rodillas en él para poder acomodarla encima. El rostro pálido no tardó en abrir nuevamente los ojos, parpadeando lentamente al principio y enderezándose sorprendida al instante. Lo observó sin poder creerse lo que estaba viendo, y al entender que aquello era la realidad se lanzó encima de él, abrazándolo con fuerza.
Le costó un par de minutos separarse de ella. Le trajeron una silla y agua para que se sentara y recompusiera, y la chica se disculpó por haberse entrometido en la grabación. Iba tan mareada que realmente no se había dado cuenta de lo que hacía.
-¿Podría hablar con ella a solas?-preguntó cuando se hubo tranquilizado el cámara. Poco después volvía diciendo que la vistieran porque ella iba a ser la modelo de espaldas, que a la otra chica le pagaran una parte y la mandaran a casa.
Mir no podía creérselo. Realmente era eso, los sueños le estaban avisando de que podría reencontrarse con ella, aunque desde luego la situación era de lo más extraña.
Allí estaban, después de cinco o seis años sin verse, aferrados el uno al otro, ella hundiendo el rostro en su pecho mientras le tomaban fotografías a ambos cual enamorada y seductora pareja.
Notaba a la chica temblar ligeramente entre sus brazos, seguramente de los nervios por ser la primera vez que posaba, sin embargo el cámara parecía totalmente encantado con ella.
-Qué irreal, ¿verdad?-le musitó acercando los labios a su oído.
-Mucho-respondió ella suavemente-. He estado soñando contigo, pero no me imaginé que justamente hoy te encontraría.
No supo qué responderle a eso. Toda aquella serie de sinsentidos no los entendía, sin embargo los aceptaba con ganas.

Por suerte él era el único que tuvo que posar con ella. Hicieron un pequeño descanso al medio día para comer, momento en el cual el cámara se la llevó de nuevo a parte para hablar con ella.
Los demás le preguntaron que había sucedido y respondió dando largas, con la vista clavada donde estaban hablando ella y el hombre, percatándose de que nuevamente llevaba la ropa con la cual había aparecida, con los hombros al aire. Parecía tener bastante frío.
Acarició la manta que llevaba encima y esperó a que el hombre la dejara tranquila. Cuando tuvo una oportunidad, se levantó y acercándose a ella, le echó la tela por encima.
-Oh, gracias…-musitó ella, colocándosela mejor. Sus mejillas adquirieron un ligero tono rojizo.
-¿Por qué vas así vestida?-preguntó él al final. Ella se mordió el labio inferior, esquivando su mirada.
-Porque…me quitaron la…chaqueta.
-¿Quién?-ella pareció ser un poco reticente a responder a las preguntas.
-Venga, ve a comer, te han preparado comida para ti también.-ella asintió con la cabeza, agradecida.
Se percató entonces de que la chica realmente estaba diferente. Se había aclarado el cabello y en vez de negro lo tenía de un castaño claro, liso hasta un poco por debajo de los hombros. No le habían retocado el maquillaje porque en las fotos no se le vería, así que lo llevaba de colores bastante suave. Sin duda estaba mucho más guapa, se estaba convirtiendo en una mujer.
Tuvieron que volver al trabajo, y a ella le dijeron que podía marcharse y que volverían a contactarla. Él quiso decirle que no se fuera, que se quedara allí con él. Quería conversar, preguntarle qué había sido de su vida, decirle que fue a verla al pueblo pero que ella ya no estaba…
Sin embargo, intercambiaron teléfonos y prometieron contactar el uno con el otro. Sabía que iba a ser muy difícil pues en los últimos días prácticamente no habían tenido tiempo de descanso, aquel iba a ser el único día medianamente tranquilo y eso porque iban a estar trabajando para la misma sesión fotográfica.
Se desplazaron a un estudio esta vez. La tarde se planteaba bastante larga.

Salió de casa para comprar. Generalmente lo hacía lejos del piso, para no encontrarse con demasiadas fans. Pensó que por suerte, cuando estuvieron grabando no les habían visto y no se aglomeraron alrededor de ellos en la calle, seguramente por eso a los guardas se les escapó detener a Ha Eun cuando se metió de por medio, tambaleándose. Todavía no había averiguado por qué la chica se había presentado en aquel estado.
Se miró la mano y apretó el puño. Notaba su cuerpo.
Ji Ha Eun había llegado al pueblo con catorce años. Era una chica muy, muy tímida que estaba todo el día escondida detrás de las faldas de su madre a pesar de su edad. Recordaba cómo sus amigos hablaban de ella entre risas y bromas, y él alguna vez tuvo que reñirlos por hacerlo. Fue en una de esas que ella les escuchó y se marchó corriendo al ser descubierta. Mientras los demás se quedaban parados sin saber qué hacer él había corrido en pos de ella, agarrándola por la muñeca. Cuando la volteó tenía los ojos llenos de lágrimas, pero no lloraba.
Se mordía los labios, con la vista clavada en el suelo.
-Lo siento, no…no se lo tengas en cuenta.
A partir de entonces, comenzaron a hablar. En realidad durante un par de meses la chica solo fue capaz de hablar con él, sin embargo poco a poco fue abriéndose a los demás hasta integrarse en el grupo. A veces podía sentirse algo perdida pues todos se conocían desde niños, pero la hacían sentirse bien en el grupo.
Recordaba cuando les dijo que iba a marcharse para convertirse en rapero, que le habían aceptado en la compañía donde trabajaba su cuñado. La mayoría no se sorprendió, ya que lo llevaba diciendo desde hacía tiempo y si su hermana era famosa, ¿por qué no intentarlo él? Pero la cara que puso Ha Eun al saber que se iría nunca se le había borrado de la mente.
La chica se encerró en casa durante una semana, alegando que estaba enferma. Los demás se lo creyeron pero él sabía que mentía. Estaba confundida por la noticia, y su forma de reaccionar era cerrándose en banda. La conocía lo suficientemente bien, después de ese par de años, para saberlo.
Acudió cada día a verla a casa, llevándole algo de comer, hasta que al séptimo día ella accedió a encontrarse con él. Fueron a caminar en silencio. Era con la única persona con la que él era capaz de quedarse en silencio y sin hacer el tonto, porque sabía cómo era ella y no quería incomodarla ni asustarla.
Nunca había sido muy entendido en cuestiones de amor, pero ella le gustaba. Al principio le costó comprender por qué se ponía tan nervioso cuando estaba con Ha Eun. Se comportaba diferente a como lo hacía con las otras chicas, quizá porque como las conocía desde pequeños no podía verlas más que como hermanas.
Se les hizo de noche sentados en una pequeña colina, mirando el horizonte. Se dijo a sí mismo que tenía que aprovechar el momento y decirle lo que sentía. Debía decírselo antes de irse o… bueno, realmente no sabía por qué, pero sentía la necesidad de confesarle que le gustaba.
Aunque sabía que ella nunca sentiría nada por él, porque no era inteligente, ni guapo. Solo sabía trabajar en el campo y hacer el tonto, chillando y tirándose por el suelo, y justamente era lo que intentaba evitar hacer cuando estaba con ella.
-Cuando vayas a la ciudad-dijo de repente ella-, no confíes en todo el mundo. No quiero decir que haya mala gente pero…no son tan buenos como lo sois aquí. Y no te pases el día yendo a comer, ¡tienes que dar lo mejor de ti!
-¿Me estás riñendo antes de comenzar?
-Te echaré de menos.-Ha Eun se mordió el labio inferior. Siempre lo hacía cuando estaba nerviosa o quería llorar. Hundió la cabeza entre las piernas. Él solo acertó a acariciarle la cabeza, sintiéndose culpable.
Pensó en declararse en otra oportunidad…que no llegó.

-¿Vas a pagarme?-una voz le trajo a la realidad. Sacudió la cabeza, dándose cuenta de que tenía una mano delante de él instándole a darle algo.
Miró hacia los lados. Estaba en un súper 24h pequeño, al que siempre iba en realidad. Delante de sí la misma chica de cada noche le señalaba lo que tenía que pagar para llevarse la compra.
-Perdona, Joo Ri noona.
-Estás en la luna. Y te he dicho miles de veces que no me llames noona.-le riñó. Por lo que sabía, la chica se había criado en el extranjero y se le antojaban extraños los honorarios que se daban unos a otros los coreanos.
-¿Hasta qué hora trabajas hoy?
-¿Me vas a venir a buscar?-cogió el dinero que le tendía y le dio el cambio- No me mires así, era broma. Salgo de madrugada.-sus conversaciones no iban mucho más allá de cuatro palabras generalmente. Al principio la chica parecía algo borde y maleducada, pero era porque no estaba acostumbrada al carácter que tenían allí. Después de un tiempo acudiendo a comprar a aquella tienda, habían entablado una especie de amistad.
-Ten cuidado, noo…Joo Ri.
-Tú también. Cúbrete bien que no te asalten las fans locas cuando salgas del refugio.-se refería al súper. Él sonrió ampliamente y dio un salto para hacer una pose militar, con la mano sobre la frente.
-¡Sí, señora!
-¡Y deja de quedarte en las nubes!-escuchó que ella le decía cuando ya se marchaba. Sin volverse hizo el signo de la victoria.
-¡Ánimo con el trabajo!


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