Título: Alas de cera
Autora: Jeannelok
Grupo: BEAST/B2ST
Género: Drama-romance
Rating: +13
Protagonista: Lee KiKwang
Comentarios: Es un fic sencillo y corto…por eso os pido que no esperéis gran cosa, solo quiero, espero y deseo que os entretenga durante unos minutos de vuestra vida ^_^
(Aviso de Jean.: FIC ÑOÑO XDD
Y melodramático y…¡¡tomad algo salado al leerlo, vamos!!)
Alas de cera
Agarró un mechón de cabello entre los dedos y lo olió. Fresas. Olía a fresas. Le dio un bocado y ella lo apartó de un manotazo, preguntándole qué estaba haciendo. Él arrugó divertido y juguetón la nariz y esta vez saboreó el hombro desnudo de la muchacha.
-¿Qué te pasa hoy?
- Es un gran día.
-¿Sí? ¿Por qué?-preguntó, revolviéndose en la cama hasta terminar de frente a él, quien ahora la miraba con el codo apoyado en la almohada y la cabeza en la mano.
-Siempre que estamos juntos lo es.
- Argh…prefiero cuando eres un insoportable, engreído e insufrible egocéntrico.
-Me encanta tu manera de demostrar amor.-mantuvo la sonrisa en su rostro, y ella le estiró una mejilla sin lograr borrársela.
-¡Buenas noches!-musitó, dándose la vuelta de un golpe y dejándole de nuevo contemplando su nuca. Se la besó a través del cabello y se abrazó a ella para tener dulces, muy dulces sueños.
Apagó la luz. La encendió de nuevo. Repitió la misma operación trece veces seguidas, hasta que se dio cuenta de que no serviría de nada. Las imágenes estaban grabadas a fuego en su mente, la culpa no la tenía ni la instancia ni la graduación de la luz. Quien tuvo, retuvo, dicen. En su caso lo retenía todo, menos a ella…al menos que recordar el aroma de su cabello y el sabor de sus labios significase tenerla entre sus brazos todavía.
Si le gustaba verle cuando era insoportable, engreído, insufrible y egocéntrico…él convertiría esa broma en una realidad, incluso si el resto de la humanidad acababa por despreciarle.
Solo por ella…
¿Desde cuándo era un romántico desesperado? Las canciones…solo eran eso, canciones. Pero realmente podían llegar a expresar la desesperación cuando uno se siente al verse abandonado…
Por quien más ama…
…Con los que más ama…
KiKwang se sentía el rey del mundo. Surfeando la ola de los triunfos, las palabras hirientes eran comidas desde su raíz por las de apoyo y aliento. Los fans les querían, apreciaban, animaban. Sus sunbaes les felicitaban, aparecían cada vez en más programas y revistas. Lo que comenzó como la idea de un pequeño sueño estaba tomando forma, volviéndose real, tangible. Las alas de cera estaban resistiendo la luz del sol.
El plan era sacar un álbum completo en los dos próximos meses, un álbum perfecto donde estaban poniendo todo su poder, conocimientos, deseos y sobre todo, esfuerzo. Era todo o nada, ahí demostrarían definitivamente la mayor parte de su valor. Sonrió, a la nada pues se encontraba frente a una pared. Suspiró y se separó de ella al darse cuenta de que estaba apoyado desde hacía varios minutos sin razón alguna.
Unas toallas fueron a parar a sus pies. Clavó los ojos en ellas y se agachó para devolvérselos a la muchacha que se le habían caído. Solo eso. Solo eso.
-¿¡Por qué lloras!?-la desaliñada chica que se encontraba frente él derramaba miles de lágrimas desconsoladamente.
-Lo siento, yo…-a duras penas era capaz de hablar. KiKwang no se lo pensó más, le tapó el rostro con una de las toallas y la condujo hasta la primera habitación desocupada que encontró: el cuarto de la limpieza. Suerte tuvieron de que estuviera abierto.
-¿Estás bien?-preguntó apoyando una mano en el hombro, mientras dejaba que se secara las lágrimas con la toalla. Ella asintió con la cabeza tímidamente.
-Eres…Kik…KiKwang , de Beast…
-Sí, lo soy…-ella se dejó caer de rodillas al suelo, como si repentinamente se le hubieran vuelto de gelatina. Volvía a llorar copiosamente, medio ocultándose detrás de la toalla.
-No puedo creerlo, yo…lo he conseguido…Me he colado en la compañía…solo para veros…-musitó, sorprendiéndolo- ¡Sé que está mal! No te enfades, por favor, es solo que…moría por conoceros.
Sí, conocerlos. Al menos, así lo conoció y conquistó a él. No tenía favorito, simplemente los adoraba a todos por igual. Les seguía prácticamente desde que habían debutado…en realidad, eran el ÚNICO grupo al que seguía, según dijo. Al parecer sus padres eran muy reacios al tema de los ídolos y por eso nunca se había fijado en ellos, aunque a sus compañeras de clase las volviesen locas. Pero un día no pudo dejar de sorprenderse con sus voces cuando una amiga los puso en clase. Se descubrió a sí misma escuchándolos extasiada…hasta que descubrió quiénes eran y se enamoró profundamente del grupo. Se intentó interesar por otros ídolos, pero al final, siempre regresaba a ellos aunque hiciera tan poco que habían debutado.
KiKwang quiso decirle que a pesar de todo, estaba mal colarse en los sitios. Sin embargo, la miró, detrás de aquellas gafas de mentira horribles y su cabello despeinado, con una camiseta color del cielo estrellado que le iba más grande que a medida y las mejillas surcadas del rastro de las lágrimas…y no pudo decirle nada. Sonrió, simple y llanamente.
¿Cómo podía resistirse a alguien que lo daba todo solo por conocerlos? A ellos, tan jóvenes e inexpertos… ¿quién era, además, para juzgarla?
-Entonces… ¿por qué lloras?-le preguntó a la joven, quien lo observó sorprendida ante la pregunta a través de los cabellos castaños rebeldes que se posaban sobre las gafas, y por lo tanto, sus ojos.
-De felicidad, emoción. Mi cabeza, al verte, solo ha podido decir “es él, es él, ¡es él!” y las lágrimas, de repente…-mientras hablaba de ellas, las aludidas volvieron a aflorar y KiKwang alargó rápidamente el brazo para detenerlas.
-No llores, ¡no lo hagas! Odio ver a una mujer llorar frente a mí.-acarició sus ojos dulcemente para secárselos, consiguiendo que ella aguantara la respiración del susto y sus mejillas se volvieran cada vez más y más cercanas a un tomate maduro.
Era graciosa…y estaba mona llorando, aunque no era una belleza. Le gustó, le gustó mucho desde ese mismo instante…rodeado de tantas chicas hermosas, por naturaleza o gracias al maquillaje…estar cerca de una muchacha más cercana a la tierra que al cielo, por extraño que le sonara a otra persona, hizo latir su corazón ligeramente más deprisa.
-Lo siento…soy muy extraña, ¿verdad?
La única respuesta a eso que pudo articular el chico fue preguntarle su número de teléfono.
Estaba actuando como un loco, lo sabía y le daba igual. Sabía que tenía la vida perfecta, pero igualmente quería aspirar a un poco más…enamorarse… ¿podría enamorarse de aquella chica? Era peligroso, si de verdad caían en las garras de los sentimientos, si comenzaban una relación…sería peligroso, ¿una fan? ¡Además lo tacharían de crear esperanzas en el esto de las fans! Sin embargo, le daba igual. Le gustaba dejarse guiar por el corazón más que por la razón, y éste se había disparado cuando su mano había rozado la dulce y sonrojada piel del rostro de la chica, cuando sus lágrimas lamieron sus dedos…él supo que no estaría nada mal protegerla, ascender juntos hacia el sol.
El techo era agradablemente insoportable. Se ceñía sobre él cual monstruo sobre su presa, sirviendo de pantalla ante sus ojos para los recuerdos que no le dejaban en paz. Siempre creyó que cuando se enamorase de verdad, no se convertiría en un estúpido romántico que no sabe distinguir la tierra donde posa los pies del paraíso. Se había equivocado de pies juntillas, aquel sentimiento que comenzó con un roce y un sonrojo se tornó algo mucho más intento de lo que jamás un libro o serie le hubiera enseñado.
Tampoco le habían prevenido sobre el dolor, asesino, cruel, despiadado e incomparable, que sentiría al final de aquella relación.
Se levantó de la cama, vigilando no molestar a los demás, pasándole la mano por el flequillo sudado.
Diciembre del 2012 y sudaba como si quisiera llenar un mar…acaso fueran lágrimas que al no poder salir por sus ojos, se escapaban por otro rincón.
Dos meses más tarde, KiKwang la besó por primera vez. Fue algo suave, tierno, con sabor a helado. Acababan de lanzar finalmente el álbum, Fiction and Fact, ¡todo un éxito! Había quedado con ella para celebrarlo aquel caluroso mayo. Ella había ido a comprar las tarrinas mientras él esperaba escondido en un callejón de detrás, sentado en el suelo.
La chica llegó, sonriendo dulcemente se sentó a su lado y apoyó la cabeza en su hombro mientras comían.
-Es una buena película…
-¿Qué dices?-preguntó él, arqueando una ceja divertido.
-Sigue las líneas…de la pared. Solo con eso y un poco de imaginación, ¿no te gusta la película que estás viendo? Eres el director…puede suceder lo que tú quieras… ¿qué ves?
-Una muchacha…veo a una bonita chica…
-¿Quién es y dónde tengo que ir a buscarla para hacerla desaparecer?
-Está sentada a mi lado…apoyada sobre mi hombro…está hablándome con su bonita voz…mirando hacia donde yo miro con sus bonitos ojos, y sus bonitos pensamientos…
-¿Una película romántica?
-Puede ser…
-¿Qué más sucede?
-Me giro…bueno, el apuesto, perfecto y guapísimo protagonista se vuelve hacia ella…la mira…-la chica levantó la cabeza de su hombro cuando él se movió y se quedaron observándose, perdidos el uno en la inmensidad del otro-La mira y…-tragar, echar, dejar entrar el aire y que llegasen hasta los pulmones, el corazón latiendo a compás, la sangre corriendo y fluyendo por sus venas como el agua…Todas esas cosas que tendía a hacer sin pensar demasiado, que su cuerpo regía por sí solo no estaban operando correctamente.
El espacio que los separaba, ¿en qué momento se volvió invisible?
Era inexperta, lo notó y eso solo provocó más deseo en él. Dejó caer la tarrina del helado inacabado a un lado, pasando la mano que la sostenía por detrás de la nuca de ella y haciéndola estremecer quizá por el repentino frío, acaso por el contacto en sí. Se separó de ella un breve instante y al siguiente volvió a capturar su boca.
Después de aquel primer beso, vinieron muchísimos más. Tres meses escondiéndolo en secreto, amándose lenta y suavemente, queriéndose y desnudando sus almas sobre una cama, sobre una mesa. Mientras pudieran sentirse, cualquier lugar terminó siendo oportuno.
Era el momento, pues, de presentar a la ladrona de su corazón a sus compañeros, sus hermanos, sus amigos, su todo.
Lo que él no sabría es que esa presentación, esa inclinación de cabezas, esas risas y sonrisas…terminarían siendo la destrucción de su amor.
Debería haberlo visto venir, en realidad. Que ella desde que había cruzado dos palabras con él, se había quedado grabada en la retina de su amigo. Porque se mostró taciturno, solitario, amargado…cuando en realidad, él no era así.
Ella le esquivaba, se apartaba, intentaba no mirarlo…Su dulce muchacha estaba incómoda, ¿por qué iba a ser?
La respuesta le llegaría un mes más tarde.
Desde unos días atrás, JunHyung se comportaba de manera extraña. Faltaba mucho, casi no hablaba con él y prefería pasar más tiempo componiendo que con ellos. KiKwang intentó acercársele varias veces para ir a comer juntos, salir un rato, disfrutar de los pocos descansos que tenían…Porque últimamente, ella también parecía estar demasiado ocupada para quedar. Cuando lograban verse al menos cinco minutos, que para él eran el momento más ansiado, ella prácticamente no hablaba. Solo bajaba la mirada, y él no sabía cómo remediar el mal que la estaba atacando. Como había comenzado a trabajar, lo achacó al cansancio de estudiar a la vez, sin embargo en pocas semanas se toparía con la cruda y dura realidad.
Verlos. A los dos. Juntos. Realmente, no estaban haciendo nada, y a la vez hacían de todo. El uno parado frente al otro, observándose mudamente en silencio, sintiéndose y amándose con los ojos. Eso estaban haciendo, sin tocarse. Lo comprendió, al fin lo comprendió todo, y un nido de oscuros cuervos creció en la boca de su estómago.
Adelantó un pie. Después el otro…
No, en realidad solo lo hicieron en su mente. Él era totalmente incapaz de moverse, estaba paralizado y los cuervos revoloteaban por su interior, atascados en su garganta.
¿Qué estaba sucediendo? Dio media vuelta, y salió corriendo a cualquier lugar. Luego solo recordaría tener que pagar la papelera que había reventado.
Se derretían…las alas se derretían por pedir demasiado…
La llamó aquella misma noche, y ella respondió, con su voz, la misma voz que seguramente hablaría a JunHyung. Le dijo que se alegraba de que la contactara (¡como si no lo hiciera cada día, por la mañana, al medio día, por la noche!) y le dijera de quedar al día siguiente, porque tenía que hablar de algo importante con él.
Quiso echarse a reír, pero solo pudo desearle buenas noches y decirle que la quería.
Sus propios recuerdos le estaban amargando. Se acercó a la ventana y apoyó la mano en ella, para refrescarse. Luego, la frente. Era tarde, muy tarde, sin embargo las luces de la ciudad la mantenían despierta, como a él ese molesto dolor.
El hecho de que hubieran quedado cerca de donde se dieron su primer beso. Él lo sabía, sabía que en aquel momento le quería, ¡le amaba igual que él a ella! ¿Por qué, desde cuándo las cosas terminaron volviéndose en aquel desastre?
Se acercó despacio a ella, quien dibujó una triste sonrisa en su semblante, o algo parecido que quedó en una triste y patética mueca. Se quedaron de pie, estáticos el uno frente al otro.
-Lo sabes, ¿verdad?-preguntó ella repentinamente. Sin saludar, ni con palabras ni con besos, porque ambos sabían que no tenía sentido hacerlo.
-Os vi juntos.
-¡Nunca hemos hecho nada!
-Lo sé-lo sabía, porque confiaba en ellos, porque si no pensaba así…se hundiría y no podría salir a flote-, quiero creerlo, saberlo así.
-Te quiero.
-Y le quieres. Le quieres más a él…ayer me di cuenta, que desde el primer momento vosotros dos habíais conectado, ¿os habéis visto muchas veces desde entonces?
-Unas pocas…la primera fue casualidad…las otras…queríamos evitarlo, pero no sé cómo, por qué…al final acabábamos estando juntos.- KiKwang sintió las piernas flaquearle, se estaba haciendo el duro, el maduro, pero a cada palabra de la chica se daba cuenta de que no podría soportar escuchar aquello.
-No queríais hacerme daño… Por eso has tardado tanto en decírmelo.
-Porque he tomado una decisión…y hoy, cuando te he visto, me he dado cuenta de que no hacía falta contarte nada. Él quería hablar contigo primero, pero le pedí que me dejara hacerlo a mí. No le odies…
-No puedo hacerlo, es mi amigo, ¿ha hecho mal en amarte? Entonces, de lo mismo se me debería culpar a mí.
-Te lo dije…-musitó ella, llorando, como aquella vez que la conoció, aquella fan tímida, que se sonrojaba al mínimo roce. Podía ver que al igual que él había madurado y descubierto dolorosas cosas sobre los hermosos sentimientos, ella había crecido y cambiado- Prefiero cuando eres un insoportable, engreído e insufrible egocéntrico…haría esto más fácil, más sencillo…no me odies…
-Tampoco puedo odiarte a ti… ¿tengo pinta de estar odiándote?
-KiKwang…sobre todo…-observándolo con los ojos inundado y el habla entrecortada, acarició dulcemente su rostro, su mejilla, la oreja- Sobre todo, no te odies a ti mismo. No te sientas desgraciado-aquella petición sí que era imposible. Por intentar volar demasiado cerca del sol, al final sus alas se habían quemado y el mar lo esperaba, frío, solitario y doloroso-. Todo esto…sé lo que estás pensando, cariño, pero no es eso, porque sería escoger a uno de los dos, ¿y sabes qué? ¡No puedo hacerlo! Soy horrible, soy terrible…pero si estuviera con uno, anhelaría al otro…si te besara, me preguntaría a qué saben sus labios, si él me tocara como tú lo hiciste la primera vez-cogió una de sus manos entre las dos suyas, tan pequeñas, y las acercó a sus propias lágrimas-, echaría de menos tu calor.
-¿Qué vas a hacer, qué harás?
-Desaparecer. Como una fan que abandona a su amado grupo por otro nuevo, piensa en mí de esta manera, ¡una mala fan! Hay miles que valen la pena más que yo…
-Pero yo te quiero a ti... ¡los dos te queremos a ti!
Ella le había besado dulcemente la palma de la mano y le había obligado a cerrarla. Era la quemadura de un primer verdadero amor. El frío de la ventana no calmaba aquel dolor que después de más de un año seguía doliendo.
Notó algo posarse sobre su hombro.
-¿No puedes dormir?-le preguntó a su amigo.
-Se supone que eso debería preguntártelo yo…
Se volvió hacia el rapero del grupo, y le sonrió dulcemente. Su hermano, quien le alejó de quien amaba. Quien le ayudó a salir a flote y a reconstruirse unas alas, para poder volar de nuevo, esta vez más despacio y más lejos del sol.
-¿Vamos mañana a comer helado?-preguntó KiKwang, metiéndose de nuevo en la cama. Su amigo lo observó con los abiertos como platos.
-¿¡Helado, en pleno diciembre!?
-¡¡Chicos, chicos!!-al menos, después de tanto tiempo, había buscado una manera de volver a calentar su interior sin quemarse. Fue despertando felizmente a sus amigos, que le dijeron de todo menos guapo- ¡¡Que mañana JunHyung hyung mañana nos invita a todos a comer helado!!
Recordaba el color sonrojado de sus mejillas.
Recordaba el calor que sentía después de que ella le tocara.
Recordaba su aliento, sus besos, de vez en cuando todavía la amaba y deseaba, pero debía aprender a vivir con aquellos recuerdos. Se había puesto de nuevo en pie, relegándolos a eso, a memorias de un pasado que no le volverían a arrastrar de nuevo a las profundidades, porque no estaba solo y sus sueños seguían cumpliéndose. Alzaba el vuelo con unas nuevas alas de cera.
Opino opinoooooooooo xD
ResponderEliminarMe encantó el fic, corto pero intenso, realmente me gusta como cuentas historias mi pequeñuela :3
Todavía me acuerdo de tus palabras "no es nada especial" pues cuando sea especial me avisas porque tengo que ser gilipollas lloraba y todo xDDDDDDDDDDD.
Aunque triste creo que el final es hermoso, ella decidió alejarse... y ellos se ayudaron el uno al otro... ains cuanto amor... ains Kiki... no lloreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeees *mujer histérica en su casa XD*
Gracias, gracias y gracias por colaborar con el blog nena, siempre que quieras :3 kissupopochuses
Patatachona mia!!!!!!!! Me encanta!!!!!!!
ResponderEliminarJooooo, ya no sólo es en los videos, ahora también en los fics, el pobre JunHyung nunca se queda con la chica!!! :-(((
Creo que es el primer y unico fanfic hetero que me he leído sobre Kpop, aún más sobre Beast. Pero tengo que decir que al principio parecía raro ha terminado gustándome bastante, sobre todo la escena en la que ella le dice que se va, se podía sentir en carne propia el dolor de ambos...
ResponderEliminarBuen trabajo!! :D
No es mío, es de una amiga que me lo ha regalado para el blog, gracias por comentar ;)
ResponderEliminarme encanta :3 aunque no me gusta mucho ver a mi niño sufrir u3u * si, lo veo cuando leo* xDDD
ResponderEliminarains ains.. que buena historia~ .-. mira que paso un año desde que la publicaron.. me encanta la forma en que escribeeeees quien sea que sea la autora ;__; lloré y todo... ♥
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