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viernes, 25 de febrero de 2011

Forget about the Stars Capítulo 1


Título: Forget about the Stars
Autor/a: Go Eun Chan [고 은찬]
Grupo: Beast
Género: Romance, Angst, Yaoi

Couple: Junseung, Kiwoon
Rating: +13

1

“Bum…Bum…Bum…”

Ahí estaba una vez más, en la sala antigua de ensayo, a solas, sin nadie que le molestase. Aunque su mánager le había dicho que dejara de ir al antiguo edificio, a él le gustaba volver a allí dónde todo empezó, donde tuvieron lugar sus primeros ensayos, sus primeras clases. Allí, en esa habitación, en esas paredes, quedaban los recuerdos de su vida pasada, la vida que nadie a su alrededor conocía. Y entre partituras y notas varias había algo en la pared que llamaba la atención sobre el resto, una foto de dos chicos, desconocidos para el mundo pero muy vivos en su mente. Uno de ellos sonríe alegremente en su uniforme escolar mientras el otro intenta esconderse tímidamente bajo un largo flequillo y unas gruesas gafas de pasta. Junto a esta foto, recortes de revistas empapelaban la habitación. “SO-1, el artista del milenio”, “23 años, guapo y talentoso”, “La verdadera historia detrás del ídolo de masas”. Noticias como estas salían cada día, su nombre y su cara empapelaban las calles, pero nadie le conocía, nadie sabe la verdad, nadie sabe que sin él nada de esto sería verdad.

- Me pregunto qué sería de él tras la graduación…- Piensa SO-1 mientras su mano juguetea distraídamente con el cordón de sus pantalones de deporte.

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- ¡Cuatro ojos, nenaza! ¡No intentes escapar de nosotros! Sabes que te encontraremos allá donde vayas- gritan unos adolescentes mientras corren detrás de un chico.

Después de una larga carrera parece haber conseguido escapar una vez más, no sin sufrir algunas magulladuras. Caminaba cabizbajo, camino a casa, donde sabía que le esperaba una regañina por haber vuelto a romper las gafas. No sabe qué excusa pondrá esta vez porque ya las había usado todas: caídas en clase de gimnasia, tropiezos en las escaleras, casi atropellos… Todas las había usado varias veces y sabía que ni aún con la mejor excusa va a conseguir librarse. Seguramente su madre le haría pagar el destrozo, es la cuarta vez este mes.
- Como si fuera mi culpa…- murmuraba para sí mientras caminaba silenciosamente a casa.

Pero al día siguiente era igual, no podía evitar encontrarse de nuevo con ellos, los 4 malotes de clase, dispuestos a hacerle la vida imposible durante los 6 meses que le quedaban en ese infierno de instituto. Pero esta vez parecía que le tenían algo especial preparado, el ambiente estaba más enrarecido de lo normal. El resto de alumnos que iba llegando a la puerta del instituto les miraba con una mezcla de preocupación y de curiosidad. Todo el mundo sabía a qué se dedican, todo el mundo sabía quién era su objetivo, pero aún así
nadie hacía nada. Profesores y alumnos continuaban viviendo sin hacer nada, sin involucrarse, cómplices del Como suponía, esta vez la cosa ocurre de forma diferente. Los insultos y los empujones se acentuaban. Lo llevaban a una parte alejada del edificio principal, cerca de un viejo laboratorio de química que ya nadie usaba. Sabía que nadie les encontraría allí, y ellos también lo sabían. Cuando miró a la cara al líder de la banda le vio un ojo morado, seguramente fruto del forcejeo del día anterior. Entonces lo entendió todo, la había hecho buena. Aunque intenta parecer sumiso y no irritar más a los matones, su interior sientía hervir la sangre. ¿Por qué él? ¿Por qué tenía que ser él la víctima de esos abusos? ¿Y por qué nadie le ayudaba? Estaba seguro de que él intentaría ayudar a la víctima si se cambiaran las tornas. O quizás no, quizás pasaría a ser parte de la masa cómplice, cómodo en su vida tranquila y sin necesidad de estresarse por los problemas de otros. Pero nunca lo sabría, él iba a seguir siendo la víctima y aunque en su interior quería luchar sabía que no tenía sentido, sabía que sólo empeoraría las cosas. Mientras su cabeza le daba vueltas al asunto podía ver las caras amenazadoras de los cuatro matones, cada vez cerrando más el círculo a su alrededor. No intercambiaban ninguna palabra con él esta vez, lo que provocaba que temblase de terror. Normalmente le insultaban, le preguntaban cosas estúpidas y le golpeaban si no les gustaba la respuesta. Pero esta vez solo se acercaban cada vez más, con sonrisas amenazadoras, mirándose entre ellos, cómplices del plan que habían trazado previamente, listos para abalanzarse contra su atemorizada presa. Pero no le quedaba otra que cerrar los ojos y esperar a que pasase. Cerró los puños, tan fuerte que las manos le sangran, pero sabía que si respondía a las provocaciones sería peorcrimen que día a día se cometía en el mismo lugar, a la misma hora y contra la misma víctima. 
 Después de lo que pareció una eternidad volvió a abrir los ojos y lo veía todo borroso. Estaba en el suelo, sus gafas, rotas de nuevo, a varios pasos de él. Poco a poco empezó a recobrar el sentido de la realidad, estiró la mano hasta llegar a las gafas y se tumbó bocarriba, intentando recuperar el aire y la plena consciencia. Se puso a hacer control de daños, parecía que no le habían roto más que la nariz, aunque le dolía todo el cuerpo, quizás alguna costilla fracturada, pero nada grave. Parecía que podría volver a casa por su propio pie, pero tendría que esperar a que acabasen las clases.

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- ¡Junhyung, me piden que te diga que vayas a la sala de profesores! –Gritó una estudiante desde la puerta de la clase.
El aludido se dio la vuelta. Yong Junhyung era el chico más popular del instituto. Alegre, extrovertido e inteligente, todos querían ser sus amigos y él estaba encantado. Los profesores confiaban en él, su familia le adoraba y sus amigos le apreciaban. Su vida era perfecta y él disfrutaba de su tranquilidad.
Aparte de eso, su físico es un plus a su personalidad. Todas las chicas del instituto deseaban salir con él, sin saber que él no estaba para nada interesado en ellas.

Junhyung dejó el aula y se dirigió al aula de profesores, donde su tutor le pidió que si le importaba ir al antiguo almacén de química, aquel por el que ya no pasaba nadie, para ir a buscar unas probetas. Al principio se extrañó pero accedió de buen grado, después de todo era una orden de un profesor. Así que sin más cogió las llaves y se dirigó al edificio abandonado.

You’re my everything.

I, I need you in my life, girl.

It’s not yet time to part.

Stay a little longer.

Conforme se iba acercando al edificio abandonado, Junhyung era capaz de oír una suave voz que cantaba una melodía que no era capaz de reconocer. ¿Quién podría estar en ese lugar por el que no pasa nadie nunca? Con cada paso se escuchaba con más claridad la voz, al principio solo un murmullo, después la letra de la canción empezó a hacerse clara y un sentimiento extraño se alojaba en su corazón, como si la melodía se dirigiera directamente a él. Cuando estaba a punto de encontrar la fuente de la melodía se tropezó, dejando caer las llaves y haciendo bastante ruido como para que la canción se detuviese. Pero, aún así, esperaba descubrir quién era, así que siguió adelante, pero no encontró a nadie. Al pasar la última esquina sólo el edificio abandonado le dio la bienvenida, tan desvencijado como lo recordaba, pero sin rastro de nadie.

- ¿Habrá sido mi imaginación? –Pensó extrañado al no ver a nadie. Pero sin más se dirigió hacia su destino, después de todo el profesor le estaba esperando.

Él no sabía cómo ha conseguido esconderse tan rápido y ahora las heridas le estaban pasando factura, palpitando para recordarle que no debería moverse. Pero no podía dejar que le viesen. Aunque sabía que no debía haber hecho ningún ruido no pudo evitar ponerse a cantar. Esa estúpida melodía había estado rondándole la cabeza durante semanas y, pocos días antes, algo parecido a la letra había empezado a atormentarle. Sabía mejor que nadie que debería dejar de pensar en la música. Sus padres no dejaban de repetirle que la música no le conseguiría un trabajo, que no le daría de comer ni le conseguiría reconocimiento. Y él estaba de acuerdo, pero no podía evitar que la música fuera parte de su día a día.

Cuando escuchó que los pasos se alejaban salió de escondite, dispuesto a pasar el día en el solitario edificio. Sabía que los matones no volverían en un par de días y nadie más aparte de ellos se acercaba por el edificio. O al menos así era hasta ese día. Cuando volvió a pensar en la situación en la que acababa de verse envuelto y recuerda la voz la reconoce. Yong Junhyung, el chico más popular del instituto, el chico al que todos adoraban.

- Perfecto Seung, como te haya visto vas a ser el hazmerreír del instituto entero durante el resto del curso, por si no era suficiente con las palizas…

, sin más, se dejó caer de nuevo, dispuesto a pasar el resto del día descargando su frustración sobre una partitura, dispuesto a pasar otro día sin pasar por clase. Pero aunque el día pasó relativamente rápido, al llegar a casa tocaba de nuevo discutir con sus padres. Aunque sabía que no tenía sentido contarles la verdad intentó que entrasen en razón, intentó que descubriesen que bajo sus mentiras y excusas se escondía una verdad mucho más oscura. Pero, al igual que en el colegio, en casa nadie quería ver la realidad. Nadie quería ver que tras las gafas rotas estaba también su propio corazón roto, incapaz de arreglarse por culpa de la indiferencia que le rodeaba. Esta vez sus padres le daban un ultimátum, si no tenía más cuidado tendrían que ir a hablar con el director del instituto y Seung sabía que eso solo le traería más problemas de los que ya tenía. Así que no le quedó más que agachar la cabeza, aguantar las lágrimas de frustración que amenazan con caer y dirigirse a su habitación, dónde podía esconderse tras la música y olvidarse del mundo. Pero a la mañana siguiente sabía que le esperaba un nuevo tormento. La noche en vela solo le había servido para comerse más la cabeza sobre el asunto de Junhyung. ¿Le habría reconocido? ¿Sabría ya todo el instituto que cantaba como una nenaza? Pero no podía evitar aparecer en clase al día siguiente, sabía que sus padres no le dejarían quedarse en casa y, de todos modos, en algún momento tendría que enfrentarse a las risas. Así que sin más se dirigió al instituto la mañana siguiente, intentando suprimir cualquier sonido a su alrededor, concentrado en la música que salía del walkman que llevaba en la cintura, deseando que la tierra se lo tragase. Pero, para su sorpresa, llegó sin mayores esfuerzos a su pupitre. Nadie le miraba, nadie susurraba a su alrededor. Y ahí estaba él, perfecto como siempre, hablando alegremente con sus amigos, cuando sus miradas se cruzaronn. Y el tiempo se detuve, y un temor recorrió la espina dorsal de Hyunseung, aunque sólo por un segundo, hasta que él le dedicó la sonrisa más enigmática que había visto nunca.

Junhyung se levantó del pupitre y se acercó lentamente a Hyunseung, con un rollo de celo en la mano. Sin mediar palabra alargó las manos y le quitó las gafas, a lo que él respondió instintivamente agachando la mirada. Durante lo que parecieron horas siguió mirando hacia abajo. Solo veía la sombra de las manos del chico moverse y el sonido del celo siendo desenvuelto. En lo único que podía pensar era en que nueva gamberrada le iban a hacer. Aunque sabía que él no parecía del tipo que hace jugarretas a otros, con su experiencia sabía que cualquiera podía transformarse en un acosador en cualquier momento. Pero la voz del otro le cortó en mitad del pensamiento.

- ¿Sabías que tenías las gafas rotas? Espero que esto las mantenga unidas –Hyunseung no pudo hacer otra cosa más que mirarle, con una mezcla de sorpresa e incredulidad.

Aunque lo veía todo borroso sin gafas pudo notar que le sonreía, como esperando una respuesta, pero la respuesta estaba atorada en su garganta. No era capaz de articular sonido y sabía que en cualquier momento Junhyung se iba a dar cuenta de lo extraño que era y nunca más iba a poder tener la oportunidad de hablarle.

- Eh… -Empezó a decir, pero el compañero de clase con la que hablaba Junhyung antes de girarse a hablar con él reapareció con una cara de disgusto.- Eh… -Empezó a decir, pero el compañero de clase con la que hablaba Junhyung antes de girarse a hablar con él reapareció con una cara de disgusto.

- No hables con él, seguro que se enamora de ti e intenta violarte o algo. No es más que un maricón.

El desprecio se notaba perfectamente en las palabras de su “compañero” de clase, un desprecio que le cortaba la piel como cuchillas. No era la primera vez que le decían algo así, pero ser humillado de esa forma delante del otro dolía el doble. Sin más, Hyunseung le arrebatço de las manos las gafas a Junhyung, que se había quedado mudo tras el comentario de su amigo y Hyunseung salió corriendo al baño más cercano, no sin antes tropezarse con varios compañeros, producto de no mirar hacia donde corría. El baño estaba vacío, la campana ya había sonado y el profesor probablemente estuviese a punto de entrar en clase, pero necesitaba recuperar la  compostura antes de aguantar una hora de clase. El espejo intentaba reflejarle, pero Hyunseung ya tenía la costumbre de esconderse. Aún así, el espejo insiste, pelo negro y largo que le tapa los ojos, gruesas gafas de pasta negra que le ocupan casi toda la cara, varias marcas de batallas pasadas en el labio y la mejilla izquierda.

- Soy todo un cuadro –suspiró, mientras abría el grifo para intentar quitarse la presión de encima, no es que el agua fuese a mejorar su día, pero al menos le haría olvidarse por un momento de su vida. 

Aunque decidió no aparecer durante la primera clase, no podía faltar otro día completo así que volvió al aula mucho más tenso que antes. Las horas pasaban interminablemente hasta que por fin la última campana anunció el fin de las clases. Aunque a su alrededor sólo escuchaba risas y conversaciones vanas, podía sentir la tensión a su alrededor. Así que escapó lo más rápido posible, pero tampoco quería volver a casa, solo le quedaba un lugar al que ir, un lugar donde nadie le molestaría y donde podría desahogarse tranquilamente. Poco a poco, y tratando que nadie le viese, llegó al mismo punto donde el día anterior, y el anterior y el anterior, a ese lugar dónde podía volcar toda su frustración. Solo el ruinoso edificio era testigo de sus tardes y él estaba feliz con la tranquilidad. Lo que no sabía es que esta vez iba a tener un público que no esperaba. Tras la esquina y en silencio total se encontraba Junhyung, deseando ver si la voz del día anterior había sido real o solo su imaginación. Aunque escuchó pasos y como alguien se sentaba en el mismo lugar que el día anterior, al no escuchar la voz no sabía si era la misma persona o no. La única forma de confirmarlo era que el chico volviese a cantar, pero parecía que no tenía intención. Se asomó para tratar de ver quién era, pero el chico estaba de espaldas, comiendo algo mientras escribía en una libreta que no conseguía ver con claridad. Después de un rato esperando y cuando está a punto de desesperarse e irse a casa un murmullo nació del otro lado del edificio. Al principio era sólo un suave murmullo, pero poco a poco empezó a ganar fuerza hasta que la canción del día anterior reaparece.

My heart is bursting, I can hear your feelings.

No, it’s nothing. My trembling voice.

The tears flow. I try to hide them.

Now everything is over between us.

- ¿Son tuyas las canciones? –Junhyung no puede resistirse y le pregunta al chico directamente. 

Hyunseung no puede hacer otra cosa más que mirar con los ojos de par en par hacia la persona que le ha hablado.

4 comentarios:

  1. Bueno, pues decir que a pesar de no conocerlos por sus nombres ni cara, los escucho y me gustan mucho.
    Estoy deseando seguir leyendo más capítulos, porque el primero me encantó y estoy deseando ver la historia de amor entre estos dos y cómo llegan a la fama y les dan en los morros a los acosadores.

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  2. *O* Me encanto Gracias gracias wii te amo >w<!!

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  3. Lo acabo de leer
    es genial y comenzaré a buscar los demas capitulos
    <3 muchas gracias por escribirlos

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  4. me gusto mucho, soy una fans de JUNSEUNG saranghae

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